María Celeste Mendaro
Andando la ciudad
EDUNER - Editorial Nacional de Entre Ríos, UNER

Páginas: 224
Formato:
Peso: 0.359 kgs.
ISBN: 9789506985578

Hay un cuento de María Celeste Mendaro (1957-2003) que narra esta escena: una niña esconde el pastillero de nácar de su abuela, donde esta guarda los somníferos, y retrasa así la hora del sueño para seguir escuchando las historias que ella le cuenta. Años más tarde, «la nieta se inventó un trabajo donde pudiera, como en una circularidad perpetuada, seguir leyendo libros, escuchando y contando historias, y se dedicó a entrevistar a viejos inmigrantes para el diario local». La intimidad autobiográfica de ese relato cobra especial dimensión si se tiene en cuenta que eso es lo que hizo su autora a fines de los años ochenta: se inventó un lugar en la Redacción de El Diario escribiendo la columna Andando la ciudad, para la que entrevistó a cientos de vecinos, principalmente antiguos pobladores, muchos inmigrantes o hijos de ellos, entretejiendo con maestría una memoria colectiva a partir de historias, viejos oficios, costumbres, diversiones, anécdotas y lugares. Las notas que se ofrecen son, entonces, testimonio de una Paraná que crecía y cambiaba de forma irreversible, pero también, y de un modo singular, pura delicia periodística.

Andando la ciudad

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María Celeste Mendaro
Andando la ciudad
EDUNER - Editorial Nacional de Entre Ríos, UNER

Páginas: 224
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Hay un cuento de María Celeste Mendaro (1957-2003) que narra esta escena: una niña esconde el pastillero de nácar de su abuela, donde esta guarda los somníferos, y retrasa así la hora del sueño para seguir escuchando las historias que ella le cuenta. Años más tarde, «la nieta se inventó un trabajo donde pudiera, como en una circularidad perpetuada, seguir leyendo libros, escuchando y contando historias, y se dedicó a entrevistar a viejos inmigrantes para el diario local». La intimidad autobiográfica de ese relato cobra especial dimensión si se tiene en cuenta que eso es lo que hizo su autora a fines de los años ochenta: se inventó un lugar en la Redacción de El Diario escribiendo la columna Andando la ciudad, para la que entrevistó a cientos de vecinos, principalmente antiguos pobladores, muchos inmigrantes o hijos de ellos, entretejiendo con maestría una memoria colectiva a partir de historias, viejos oficios, costumbres, diversiones, anécdotas y lugares. Las notas que se ofrecen son, entonces, testimonio de una Paraná que crecía y cambiaba de forma irreversible, pero también, y de un modo singular, pura delicia periodística.