Carla Chinski
Canciones de cuna para mi madre
Llantén

Páginas:
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789878622637

En estos extraños poemas del estrago canta una voz difícil. Nana del maldolor y la tristeza —que, se diría, a su modo buscan conjurar—, los versos de Carla Chinski engarzan el equívoco de un cuerpo hecho jardín para la muerte, un cuerpo físico hasta la aflicción, abierto por demás a las fuerzas que transforman y destruyen. Hablan estos poemas, entonces, un idioma salvaje y herido —su herida es de amor—, que deja, sin embargo, también lugar para el silencio, esa otra forma suntuosa del duelo. Brillante como una pequeña espada forjada en filigrana por “el hilo de la palabra / que hace de este mundo / más de lo que es”, este libro, en su gesto severo y a la vez vulnerable, trae su luz rara para recordarnos, como en sueños, que “todo bosque que arde, toda vida / que se quema / encuentra su límite en el caudal del río”. Sonia Scarabelli Este libro se hunde -no teme hundirse- en las fragilidades y fortalezas, las miserias que constituyen nuestro estar en el mundo como seres materiales: ese modo en que el cuerpo, el mismo cuerpo que otras veces estalló de vitalidad y de deseo, bordea su propia desaparición. Claudia Masin

Canciones de cuna para mi madre

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En estos extraños poemas del estrago canta una voz difícil. Nana del maldolor y la tristeza —que, se diría, a su modo buscan conjurar—, los versos de Carla Chinski engarzan el equívoco de un cuerpo hecho jardín para la muerte, un cuerpo físico hasta la aflicción, abierto por demás a las fuerzas que transforman y destruyen. Hablan estos poemas, entonces, un idioma salvaje y herido —su herida es de amor—, que deja, sin embargo, también lugar para el silencio, esa otra forma suntuosa del duelo. Brillante como una pequeña espada forjada en filigrana por “el hilo de la palabra / que hace de este mundo / más de lo que es”, este libro, en su gesto severo y a la vez vulnerable, trae su luz rara para recordarnos, como en sueños, que “todo bosque que arde, toda vida / que se quema / encuentra su límite en el caudal del río”. Sonia Scarabelli Este libro se hunde -no teme hundirse- en las fragilidades y fortalezas, las miserias que constituyen nuestro estar en el mundo como seres materiales: ese modo en que el cuerpo, el mismo cuerpo que otras veces estalló de vitalidad y de deseo, bordea su propia desaparición. Claudia Masin