E. Kuzmina, N. Hazan-Brunet, S. Forestier , Marc Chagall
Chagall sueña la Biblia
Libros del Zorro Rojo

Páginas: 208
Formato: 18 × 26.5 cm.
Peso: 0.86 kgs.
ISBN: 9788494674488

Marc Chagall fue uno de los pintores fundamentales del siglo XX. De él dijo Picasso: «Después de Matisse, es el único pintor que de verdad entiende lo que es el color». Chagall —que en ruso significa «¡camina!, ¡marcha!»— fue también un judío errante. Sorteando el hambre, el frío, las guerras, los pogromos, en 1923, en medio de un clima que anticipaba el horror de la Segunda Guerra Mundial, logró trasladarse desde su Rusia natal a París. Allí, inició en 1931 el monumental trabajo de ilustrar los pasajes del Antiguo Testamento de la Biblia. Este trabajo —inédito en español hasta la fecha— cuenta con veintidós bocetos previos, preparatorios, y los gouaches definitivos de esta grandiosa obra, que es una magistral muestra artística del dominio del color y, asimismo, la forma en que Chagall se reconectó, desde el exilio, con las marcas históricas, artísticas y culturales de su tierra. En efecto, Chagall, que en un momento de su vida solo pintaba con el color violeta —y que en sus primeros años en París recibió la visita de su antiguo maestro, Bakst, quien le dedicó estas últimas palabras: «ahora sus colores cantan»—, creó sus pinturas de la Biblia durante un período marcado por el antisemitismo y la amenaza de la guerra, circunstancias políticas que se reflejan en su iconografía. Chagall logró pintar la autobiografía de su infancia y primera juventud en una suerte de árbol genealógico de múltiples frutos iridiscentes, a través de una lectura poética de los textos sacros. Manifestó: «Que Dios me ayude a verter lágrimas auténticas en mis telas. En ellas permanecerán mis arrugas, mi tez pálida, en ellas quedará marcada para siempre mi alma fluida». Completan esta fabulosa edición tres ensayos que estudian y desentrañan la relación de la pintura de Chagall con los íconos clásicos y con el simbolismo de la pintura rusa. Marc Chagall Vítebsk, 1887 – París, 1985. A los veinte años abandonó Vítebsk («Una palabra literaria, como llegada de otro mundo, la palabra artista, en mi ciudad nadie la había pronunciado jamás») y a sus familiares («A mi tío le da miedo darme la mano. Dicen que soy pintor»), quienes creían que sus telas eran para secarse los pies antes de pisar el parquet, cosa que hacían: «Si mis obras no desempeñaban ningún papel en la vida de mis parientes, en cambio sus vidas ejercieron gran influencia sobre mi arte», y se trasladó a San Petersburgo, buscando horizontes artísticos. En 1923 logró trasladarse a París. Allí, se sobrepuso a numerosas dificultades en un mundo en el que durante años sus únicos asideros fueron su esposa, Bella, y el Museo del Louvre. Entre 1923 y 1927 realizó las pinturas de Almas Muertas de Gógol; en 1927 pintaría las Fábulas de La Fontaine y en 1931 inició las ilustraciones de los pasajes del antiguo testamento de la Biblia. Murió en París a la edad de 97 años.

Chagall sueña la Biblia

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ISBN: 9788494674488

Marc Chagall fue uno de los pintores fundamentales del siglo XX. De él dijo Picasso: «Después de Matisse, es el único pintor que de verdad entiende lo que es el color». Chagall —que en ruso significa «¡camina!, ¡marcha!»— fue también un judío errante. Sorteando el hambre, el frío, las guerras, los pogromos, en 1923, en medio de un clima que anticipaba el horror de la Segunda Guerra Mundial, logró trasladarse desde su Rusia natal a París. Allí, inició en 1931 el monumental trabajo de ilustrar los pasajes del Antiguo Testamento de la Biblia. Este trabajo —inédito en español hasta la fecha— cuenta con veintidós bocetos previos, preparatorios, y los gouaches definitivos de esta grandiosa obra, que es una magistral muestra artística del dominio del color y, asimismo, la forma en que Chagall se reconectó, desde el exilio, con las marcas históricas, artísticas y culturales de su tierra. En efecto, Chagall, que en un momento de su vida solo pintaba con el color violeta —y que en sus primeros años en París recibió la visita de su antiguo maestro, Bakst, quien le dedicó estas últimas palabras: «ahora sus colores cantan»—, creó sus pinturas de la Biblia durante un período marcado por el antisemitismo y la amenaza de la guerra, circunstancias políticas que se reflejan en su iconografía. Chagall logró pintar la autobiografía de su infancia y primera juventud en una suerte de árbol genealógico de múltiples frutos iridiscentes, a través de una lectura poética de los textos sacros. Manifestó: «Que Dios me ayude a verter lágrimas auténticas en mis telas. En ellas permanecerán mis arrugas, mi tez pálida, en ellas quedará marcada para siempre mi alma fluida». Completan esta fabulosa edición tres ensayos que estudian y desentrañan la relación de la pintura de Chagall con los íconos clásicos y con el simbolismo de la pintura rusa. Marc Chagall Vítebsk, 1887 – París, 1985. A los veinte años abandonó Vítebsk («Una palabra literaria, como llegada de otro mundo, la palabra artista, en mi ciudad nadie la había pronunciado jamás») y a sus familiares («A mi tío le da miedo darme la mano. Dicen que soy pintor»), quienes creían que sus telas eran para secarse los pies antes de pisar el parquet, cosa que hacían: «Si mis obras no desempeñaban ningún papel en la vida de mis parientes, en cambio sus vidas ejercieron gran influencia sobre mi arte», y se trasladó a San Petersburgo, buscando horizontes artísticos. En 1923 logró trasladarse a París. Allí, se sobrepuso a numerosas dificultades en un mundo en el que durante años sus únicos asideros fueron su esposa, Bella, y el Museo del Louvre. Entre 1923 y 1927 realizó las pinturas de Almas Muertas de Gógol; en 1927 pintaría las Fábulas de La Fontaine y en 1931 inició las ilustraciones de los pasajes del antiguo testamento de la Biblia. Murió en París a la edad de 97 años.