Fernanda Restivo
Contra el almicidio
Nocturna ediciones

Páginas: 178
Formato:
Peso: 0.217 kgs.
ISBN: 9786310116099

El libro que tiene en sus manos es una invitación a aventurarse en la ética y estética de una clínica cuya potencia es la de abrir a una existencia. Como una obradora de la lengua, sirviéndose de las pistas sonoras que va encontrando, la analista apuesta a que el establecimiento o reestablecimiento de una sintaxis permita volver a ingresar en la lengua a aquellos que han quedado caídos de ella, arrojados a la exterioridad más radical. De entre los escombros, rescata los intentos de verbalización que buscan armar una trama con la que reponer la escena del mundo. La operación que propone la analista es la de alojar en su cuerpo ese resto inasimilable, que se presenta como un cuerpo extraño para quien habla. Esta escritura nos trae metáforas que nos arriman a lo sensible, avanza por rastreo, aproximación, reorientación, intentos de ubicar algo que está en continuo desplazamiento.Trata la lengua de un modo desapropiado, desacralizado, la va desplegando, descoagulando, aireando. Y el efecto de ello podemos encontrarlo tanto en la clínica como en la escritura misma de este texto. Amalia Federik (Nocturna Editora) Fernanda Restivo escribe por necesidad: es imperioso hacer una transmisión, la puesta en palabras de una experiencia, tanto personal como social, metadiscursiva y teórica, totalmente arriesgada en cuanto pone en juego su propia subjetividad, su práctica como analista, su cuerpo dispuesto a la escucha para una letra del cuerpo textual de quien me habla. En este libro cada palabra arma secuencias que respiran de tal o cual manera, que tienen un tono específico, que son conscientes del espacio y del tiempo en el que están dispuestas. La escritura nos lleva y no hay otra forma de leerla que dejarse llevar por sus pistas. Nos abre la puerta (la página) para entrar a escenarios cuya función es cobijar aquello que siempre duele, queda al borde de la ruta (así dice Derrida de la poesía, un erizo arrojado al borde de la autopista, tierno y herido por dentro, llenos de púas inasibles por fuera), lo rechazado que nos acecha y desmorona. En un presente que se sostiene en el gerundio, con un punto de vista que estalla entre la primera persona y la segunda, incluyendo también a la tercera (la no persona), Fernanda Restivo tiene un objetivo: ir contra la muerte del alma, contra la extinción de lo que da forma y organiza la vida, contra el aplastamiento de la existencia que nunca abandona la angustia. No se puede entrar a leer estas páginas sin el deseo de transformar en cada quien estos signos, que esperan abiertos su expansión. Los lectores son convocados a una tarea que es también la aventura de usar este texto y seguir escribiéndolo. No hay respuestas, hay tentativas, ensayos, posibilidades. Se trata de abrir y expandir ese hueco (aire, aliento, respiro vital) que nos hace llevadera la existencia. Como dice Fernanda, Un cuerpo que cuente. Un cuerpo que cuenta () Gregorio Samsa: es la historia de un almicidio. Si alguien lo hubiera escuchado. Vamos a leer, detengámonos a escuchar, estas letras dan hilos para armar una trama, un relato que sea capaz de alojarnos y resguardarnos de la intemperie. Karina Macció.

Contra el almicidio

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Contra el almicidio
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El libro que tiene en sus manos es una invitación a aventurarse en la ética y estética de una clínica cuya potencia es la de abrir a una existencia. Como una obradora de la lengua, sirviéndose de las pistas sonoras que va encontrando, la analista apuesta a que el establecimiento o reestablecimiento de una sintaxis permita volver a ingresar en la lengua a aquellos que han quedado caídos de ella, arrojados a la exterioridad más radical. De entre los escombros, rescata los intentos de verbalización que buscan armar una trama con la que reponer la escena del mundo. La operación que propone la analista es la de alojar en su cuerpo ese resto inasimilable, que se presenta como un cuerpo extraño para quien habla. Esta escritura nos trae metáforas que nos arriman a lo sensible, avanza por rastreo, aproximación, reorientación, intentos de ubicar algo que está en continuo desplazamiento.Trata la lengua de un modo desapropiado, desacralizado, la va desplegando, descoagulando, aireando. Y el efecto de ello podemos encontrarlo tanto en la clínica como en la escritura misma de este texto. Amalia Federik (Nocturna Editora) Fernanda Restivo escribe por necesidad: es imperioso hacer una transmisión, la puesta en palabras de una experiencia, tanto personal como social, metadiscursiva y teórica, totalmente arriesgada en cuanto pone en juego su propia subjetividad, su práctica como analista, su cuerpo dispuesto a la escucha para una letra del cuerpo textual de quien me habla. En este libro cada palabra arma secuencias que respiran de tal o cual manera, que tienen un tono específico, que son conscientes del espacio y del tiempo en el que están dispuestas. La escritura nos lleva y no hay otra forma de leerla que dejarse llevar por sus pistas. Nos abre la puerta (la página) para entrar a escenarios cuya función es cobijar aquello que siempre duele, queda al borde de la ruta (así dice Derrida de la poesía, un erizo arrojado al borde de la autopista, tierno y herido por dentro, llenos de púas inasibles por fuera), lo rechazado que nos acecha y desmorona. En un presente que se sostiene en el gerundio, con un punto de vista que estalla entre la primera persona y la segunda, incluyendo también a la tercera (la no persona), Fernanda Restivo tiene un objetivo: ir contra la muerte del alma, contra la extinción de lo que da forma y organiza la vida, contra el aplastamiento de la existencia que nunca abandona la angustia. No se puede entrar a leer estas páginas sin el deseo de transformar en cada quien estos signos, que esperan abiertos su expansión. Los lectores son convocados a una tarea que es también la aventura de usar este texto y seguir escribiéndolo. No hay respuestas, hay tentativas, ensayos, posibilidades. Se trata de abrir y expandir ese hueco (aire, aliento, respiro vital) que nos hace llevadera la existencia. Como dice Fernanda, Un cuerpo que cuente. Un cuerpo que cuenta () Gregorio Samsa: es la historia de un almicidio. Si alguien lo hubiera escuchado. Vamos a leer, detengámonos a escuchar, estas letras dan hilos para armar una trama, un relato que sea capaz de alojarnos y resguardarnos de la intemperie. Karina Macció.