Avital Ronell
Crack Wars
Edit. de la univ. Nac. Tres de Febrero (EDUNTREF)

Páginas:
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789871889969

Crack Wars. De un modo enteramente inquietante, la polémica alrededor de las drogas se transformó históricamente en una guerra solo cuando apareció el crack. En ese momento, las drogas asumieron el carácter de cuestión política. Rutinariamente asociadas con la subversión, a partir del crack las drogas se emparentaron con la amenaza de revolución, y pasaron a funcionar como articulación tecnológica de la diferencia racial. La seguridad, en alza; las libertades civiles, en baja. El crack perdió su especificidad como una droga entre otras. En tanto sinécdoque de todas las drogas, el crack ilumina una dimensión interna del polemos, abriendo el horizonte apocalíptico de la política de las drogas. Antes de la aparición de lo que llamamos crack, las drogas planteaban cuestiones de control, legalización y contención. Su utilización parecía pertenecer a los distritos socio-jurídicos de la desobediencia civil. Desde su origen como categoría legal, este típico crimen estadounidense ha ganado su dosis de defendibilidad moral gracias a su vinculación con las actividades anti-guerra. Pero el crack, cuando llevó la Guerra a las drogas, llevó la guerra a la ley. La desobediencia civil fue separada de los hábitos constitucionalmente sancionados: esta guerra, a diferencia de las otras, no permite el disenso. Desestructurando una constitución civil basada en la diferencia, el crack introduce la narcopolémica como guerra total.

Crack Wars

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Crack Wars. De un modo enteramente inquietante, la polémica alrededor de las drogas se transformó históricamente en una guerra solo cuando apareció el crack. En ese momento, las drogas asumieron el carácter de cuestión política. Rutinariamente asociadas con la subversión, a partir del crack las drogas se emparentaron con la amenaza de revolución, y pasaron a funcionar como articulación tecnológica de la diferencia racial. La seguridad, en alza; las libertades civiles, en baja. El crack perdió su especificidad como una droga entre otras. En tanto sinécdoque de todas las drogas, el crack ilumina una dimensión interna del polemos, abriendo el horizonte apocalíptico de la política de las drogas. Antes de la aparición de lo que llamamos crack, las drogas planteaban cuestiones de control, legalización y contención. Su utilización parecía pertenecer a los distritos socio-jurídicos de la desobediencia civil. Desde su origen como categoría legal, este típico crimen estadounidense ha ganado su dosis de defendibilidad moral gracias a su vinculación con las actividades anti-guerra. Pero el crack, cuando llevó la Guerra a las drogas, llevó la guerra a la ley. La desobediencia civil fue separada de los hábitos constitucionalmente sancionados: esta guerra, a diferencia de las otras, no permite el disenso. Desestructurando una constitución civil basada en la diferencia, el crack introduce la narcopolémica como guerra total.