DANIEL SEDCONTRA
CRISTIANISMO FICCIONAL
ARENA

Páginas: 292
Formato: 142x200
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9788412014761

«En las arenas movedizas de nuestro equívoco presente, el hombre de fe, rehusando la nostalgia de la obsoleta cosa en sí a la que una mayoría asustada todavía se aferra, se precipita temerariamente hacia delante, en busca de algo todavía menos franco que el baile de imágenes del universo: una verdad viva, íntima y a la vez lateral, que se presiente contigua a cada creatura, animada o inanimada, como su ángel de la guar¬da particular. Su hermosura, multiplicada, le conmueve en lo más hondo de su corazón, pues ese visionario ya no es capaz de distinguir de sí mismo el descubrimiento entrañable que ha hecho en la generosa humildad de cada ser. Y así, el Cristo fantasmático simulado por la literatura cristiana promete confiar al devoto su más precioso secreto, el plus por excelencia, lo que guía teleológicamente la experiencia gnoseológica —devenida, a partir de cierto instante indeterminable, gnóstica— del cristiano: el Cristo espíritu.» Daniel Sedcontra ¿Y si, al contrario de lo que sucedió en los albores de la filosofía, el cristianismo, lejos de inclinarse hacia un desvelamiento del ser de las cosas, hubiese contribuido más bien a pensar que la más profunda verdad de este mundo es el haber sido producido como una gigantesca ficción — como una «fábula»? Cristianismo ficcional plantea un inédito constructo de cristianismo que parece contradecir, punto por punto, todo lo enseñado por el dogma católico. Mediante la maniobra de un autodeclarado falso ensayo, anuncia la última forma con que el cristianismo se hace manifiesto a un nuevo tipo de creyente que, paradójicamente, ha asumido la muerte de Dios no como liquidación de la fe cristiana, sino como condición para su experiencia efectiva. Un cristianismo sin Dios (ateo), sin yo para salvarse (antihumanista), sin otro mundo redentor (inmanente). Un cristianismo que no retrocede ante el obligado nuevo imperio de la ficción y que, gracias a él, preserva su mensaje y recobra buena parte de su fuerza y capacidad de interpelación originales, históricamente arrebatadas por la institución eclesial.

CRISTIANISMO FICCIONAL

$37.875,20
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Páginas: 292
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ISBN: 9788412014761

«En las arenas movedizas de nuestro equívoco presente, el hombre de fe, rehusando la nostalgia de la obsoleta cosa en sí a la que una mayoría asustada todavía se aferra, se precipita temerariamente hacia delante, en busca de algo todavía menos franco que el baile de imágenes del universo: una verdad viva, íntima y a la vez lateral, que se presiente contigua a cada creatura, animada o inanimada, como su ángel de la guar¬da particular. Su hermosura, multiplicada, le conmueve en lo más hondo de su corazón, pues ese visionario ya no es capaz de distinguir de sí mismo el descubrimiento entrañable que ha hecho en la generosa humildad de cada ser. Y así, el Cristo fantasmático simulado por la literatura cristiana promete confiar al devoto su más precioso secreto, el plus por excelencia, lo que guía teleológicamente la experiencia gnoseológica —devenida, a partir de cierto instante indeterminable, gnóstica— del cristiano: el Cristo espíritu.» Daniel Sedcontra ¿Y si, al contrario de lo que sucedió en los albores de la filosofía, el cristianismo, lejos de inclinarse hacia un desvelamiento del ser de las cosas, hubiese contribuido más bien a pensar que la más profunda verdad de este mundo es el haber sido producido como una gigantesca ficción — como una «fábula»? Cristianismo ficcional plantea un inédito constructo de cristianismo que parece contradecir, punto por punto, todo lo enseñado por el dogma católico. Mediante la maniobra de un autodeclarado falso ensayo, anuncia la última forma con que el cristianismo se hace manifiesto a un nuevo tipo de creyente que, paradójicamente, ha asumido la muerte de Dios no como liquidación de la fe cristiana, sino como condición para su experiencia efectiva. Un cristianismo sin Dios (ateo), sin yo para salvarse (antihumanista), sin otro mundo redentor (inmanente). Un cristianismo que no retrocede ante el obligado nuevo imperio de la ficción y que, gracias a él, preserva su mensaje y recobra buena parte de su fuerza y capacidad de interpelación originales, históricamente arrebatadas por la institución eclesial.