Vicente Campos, Jack London, Inés Bertolo
Cuentos de los Mares del Sur
Navona Editorial

Páginas: 208
Formato: 121 mm x 194 mm
Peso: 0.259 kgs.
ISBN: 8496707784

Este tortuoso viaje interior se plasma en unas narraciones en las que la naturalez sigue siendo cruel e indiferente al sufrimiento humano y en las que el autor se desplaza hacia la amargura. Tal vez no sea el London de la fiebre del oro, pero pocos autores han retratado con más pasión y convencimiento esos mares en los que, tarde o temprano, todos acabamos siendo náufragos. Estos relatos conservan todavía la fuerza narrativa del primer London y reproducen, con el fondo del nuevo paisaje feraz y marino pero tan inhóspito y ominoso como el desolado Norte, el mismo universo literario y las mismas filias y fobias de su obra anterior. Como si quisiera encarnar involuntariamente el tópico de que uno puede huir de cualquier sitio pero no de sí mismo, el autor desplaza sus obsesiones unos miles de millas al sur, entre islas y atolones, traficantes de esclavos y comerciantes de perlas, caníbales y cazadores de cabezas.

Cuentos de los Mares del Sur

$13.700,00
Cuentos de los Mares del Sur $13.700,00
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

Vicente Campos, Jack London, Inés Bertolo
Cuentos de los Mares del Sur
Navona Editorial

Páginas: 208
Formato: 121 mm x 194 mm
Peso: 0.259 kgs.
ISBN: 8496707784

Este tortuoso viaje interior se plasma en unas narraciones en las que la naturalez sigue siendo cruel e indiferente al sufrimiento humano y en las que el autor se desplaza hacia la amargura. Tal vez no sea el London de la fiebre del oro, pero pocos autores han retratado con más pasión y convencimiento esos mares en los que, tarde o temprano, todos acabamos siendo náufragos. Estos relatos conservan todavía la fuerza narrativa del primer London y reproducen, con el fondo del nuevo paisaje feraz y marino pero tan inhóspito y ominoso como el desolado Norte, el mismo universo literario y las mismas filias y fobias de su obra anterior. Como si quisiera encarnar involuntariamente el tópico de que uno puede huir de cualquier sitio pero no de sí mismo, el autor desplaza sus obsesiones unos miles de millas al sur, entre islas y atolones, traficantes de esclavos y comerciantes de perlas, caníbales y cazadores de cabezas.