Ernest Yassine Bendriss
Cultos y religiones de oriente en la Roma Imperial
Dilema Editorial

Páginas: 132
Formato:
Peso: 0.172 kgs.
ISBN: 97884-9827-132-4

Cultos y Religiones de Oriente en la Roma Imperial. Numerosos son los dioses de origen oriental que se veneran en Roma. Elegimos analizar la difusión de cuatro religiones que conocieron una extensión y un gran auge a partir del final de la República y durante el imperio: los cultos de las divinidades egipcios, el judaísmo y el cristianismo, y el culto de Mitra. Su éxito se debe a varios factores. Los cultos orientales fueron introducidos en una época muy temprana en Roma y fueron practicados durante mucho tiempo. Las religiones orientales insistían en la perfección moral del individuo. En 204 a.C, en el transcurso de la segunda guerra púnica, el culto a Cibeles es introducido en Roma. Una profecía anuncia que la piedra negra de Cibeles otorgará a Roma la victoria contra Aníbal. Es transportada de su santuario de Pessinonte, en Anatolia, e instalada más tarde en un templo sobre el Palatino. No obstante el más conocido de los cultos orientales fue el de Isis, introducido por los comerciantes que llegaban a Roma. La diosa Isis era muy conocida en allí, así como Serapis (ambos dioses de la ciudad de Alejandría). El fasto de las ceremonias y la idea de un mensaje espiritual (la resurrección) atraían a los romanos. El culto de Mitra, un culto originario de Persia, tuvo un impacto muy importante en el ejército. Mitra era el mediador entre los dioses y los hombres. Su culto se fundamentaba en una iniciación secreta y en el sacrificio de un toro. Su mensaje espiritual era que el mundo es regido por una lucha permanente entre el Bien y el Mal, con la victoria del Bien al final de los tiempos. Respecto al Judaísmo y al Cristianismo eran sólo dos religiones más. El judaísmo, siempre denostado en Roma, criticado y atacado con vehemencia, acabó por desaparecer casi por completo. El Cristianismo, sin embargo, tras un periodo de persecución, logró imponerse y fue aceptado en 313 (edicto de Milán) bajo Constantino. No obstante habrá que esperar al año 394, cuando el emperador Teodosio elevará el Cristianismo a religión de Estado. Cómo llegaron a introducirse estas creencias en la Roma de la antigüedad, y cuál fue la reacción de la sociedad romana y de sus intelectuales ante ellas, constituye el objeto, no exhaustivo, de este libro, que intenta analizar de un modo divulgativo el impacto de estos cultos y religiones venidos de Oriente sobre la mentalidad romana.

Cultos y religiones de oriente en la Roma Imperial

$17.960,00
Cultos y religiones de oriente en la Roma Imperial $17.960,00
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

Ernest Yassine Bendriss
Cultos y religiones de oriente en la Roma Imperial
Dilema Editorial

Páginas: 132
Formato:
Peso: 0.172 kgs.
ISBN: 97884-9827-132-4

Cultos y Religiones de Oriente en la Roma Imperial. Numerosos son los dioses de origen oriental que se veneran en Roma. Elegimos analizar la difusión de cuatro religiones que conocieron una extensión y un gran auge a partir del final de la República y durante el imperio: los cultos de las divinidades egipcios, el judaísmo y el cristianismo, y el culto de Mitra. Su éxito se debe a varios factores. Los cultos orientales fueron introducidos en una época muy temprana en Roma y fueron practicados durante mucho tiempo. Las religiones orientales insistían en la perfección moral del individuo. En 204 a.C, en el transcurso de la segunda guerra púnica, el culto a Cibeles es introducido en Roma. Una profecía anuncia que la piedra negra de Cibeles otorgará a Roma la victoria contra Aníbal. Es transportada de su santuario de Pessinonte, en Anatolia, e instalada más tarde en un templo sobre el Palatino. No obstante el más conocido de los cultos orientales fue el de Isis, introducido por los comerciantes que llegaban a Roma. La diosa Isis era muy conocida en allí, así como Serapis (ambos dioses de la ciudad de Alejandría). El fasto de las ceremonias y la idea de un mensaje espiritual (la resurrección) atraían a los romanos. El culto de Mitra, un culto originario de Persia, tuvo un impacto muy importante en el ejército. Mitra era el mediador entre los dioses y los hombres. Su culto se fundamentaba en una iniciación secreta y en el sacrificio de un toro. Su mensaje espiritual era que el mundo es regido por una lucha permanente entre el Bien y el Mal, con la victoria del Bien al final de los tiempos. Respecto al Judaísmo y al Cristianismo eran sólo dos religiones más. El judaísmo, siempre denostado en Roma, criticado y atacado con vehemencia, acabó por desaparecer casi por completo. El Cristianismo, sin embargo, tras un periodo de persecución, logró imponerse y fue aceptado en 313 (edicto de Milán) bajo Constantino. No obstante habrá que esperar al año 394, cuando el emperador Teodosio elevará el Cristianismo a religión de Estado. Cómo llegaron a introducirse estas creencias en la Roma de la antigüedad, y cuál fue la reacción de la sociedad romana y de sus intelectuales ante ellas, constituye el objeto, no exhaustivo, de este libro, que intenta analizar de un modo divulgativo el impacto de estos cultos y religiones venidos de Oriente sobre la mentalidad romana.