Marta Sánchez-Nieves , Juan Eduardo Zúñiga , Ivan S. Turguénev
Diario de un hombre superfluo
Nórdica Libros

Páginas: 104
Formato:
Peso: 0.23 kgs.
ISBN: 9788410200470

El concepto de hombre superfluo, como hombre inteligente, sensible e idealista pero nihilista e indeciso, se hizo popular gracias a la publicación de esta obra de Iván Turguénev en 1850. Este es un personaje tipo en la literatura rusa del siglo XIX y su recurrente presencia en poemas, novelas y teatro acabó convirtiéndolo en un arquetipo nacional. Poco antes de morir, Chulkaturin decide iniciar un diario con el que se despedirá de este mundo. No sabe qué puede contar, pues se considera, simplemente, un hombre superfluo, prescindible por completo. Su infancia fue normal y no ha hecho nada reseñable en toda su vida. Tampoco se ha preocupado por sus relaciones con los demás. Ni siquiera cuando conoció a Yelizaveta... El concepto de hombre superfluo, como hombre inteligente, sensible e idealista pero nihilista e indeciso, se hizo popular gracias a la publicación de esta obra de Iván Turguénev en 1850. Este es un personaje tipo en la literatura rusa del siglo XIX y su recurrente presencia en poemas, novelas y teatro acabó convirtiéndolo en un arquetipo nacional. Juan Berrio ha ilustrado magníficamente este clásico inolvidable. Turguéniev Iván Iván Turguéniev nació en 1818 en Oriol, Rusia, en el seno de una acaudalada familia. Estudió en las universidades de Moscú y San Petersburgo, y más tarde en Berlín. Ya desde sus inicios, su obra mereció el elogio del respetado crítico literario Visarión Bielinski. A pesar de su origen se solidarizó con el campesinado y promovió la emancipación de los siervos, temas que reflejó admirablemente en sus Relatos de un cazador. Sutil observador, en sus novelas Rudin, Nido de hidalgos, Suelo virgen y Padres e hijos retrató con agudeza la sociedad de su época y la psicología de sus personajes. A la vez ruso y cosmopolita, durante sus últimos años Turguéniev vivió alternativamente en Rusia, Alemania y Francia. Murió en Bougival, un pueblo cercano a París, el 4 de septiembre de 1883.

Diario de un hombre superfluo

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El concepto de hombre superfluo, como hombre inteligente, sensible e idealista pero nihilista e indeciso, se hizo popular gracias a la publicación de esta obra de Iván Turguénev en 1850. Este es un personaje tipo en la literatura rusa del siglo XIX y su recurrente presencia en poemas, novelas y teatro acabó convirtiéndolo en un arquetipo nacional. Poco antes de morir, Chulkaturin decide iniciar un diario con el que se despedirá de este mundo. No sabe qué puede contar, pues se considera, simplemente, un hombre superfluo, prescindible por completo. Su infancia fue normal y no ha hecho nada reseñable en toda su vida. Tampoco se ha preocupado por sus relaciones con los demás. Ni siquiera cuando conoció a Yelizaveta... El concepto de hombre superfluo, como hombre inteligente, sensible e idealista pero nihilista e indeciso, se hizo popular gracias a la publicación de esta obra de Iván Turguénev en 1850. Este es un personaje tipo en la literatura rusa del siglo XIX y su recurrente presencia en poemas, novelas y teatro acabó convirtiéndolo en un arquetipo nacional. Juan Berrio ha ilustrado magníficamente este clásico inolvidable. Turguéniev Iván Iván Turguéniev nació en 1818 en Oriol, Rusia, en el seno de una acaudalada familia. Estudió en las universidades de Moscú y San Petersburgo, y más tarde en Berlín. Ya desde sus inicios, su obra mereció el elogio del respetado crítico literario Visarión Bielinski. A pesar de su origen se solidarizó con el campesinado y promovió la emancipación de los siervos, temas que reflejó admirablemente en sus Relatos de un cazador. Sutil observador, en sus novelas Rudin, Nido de hidalgos, Suelo virgen y Padres e hijos retrató con agudeza la sociedad de su época y la psicología de sus personajes. A la vez ruso y cosmopolita, durante sus últimos años Turguéniev vivió alternativamente en Rusia, Alemania y Francia. Murió en Bougival, un pueblo cercano a París, el 4 de septiembre de 1883.