Pablo Ires, Gabriel Gauny
El filósofo plebeyo
Editorial Cactus

Páginas: 256
Formato: 14 x 20 cm.
Peso: 0.26 kgs.
ISBN: 9789873831492

En su investigación sobre el mundo obrero francés del siglo XIX, Jacques Rancière se dedicó a revelar las “historias paralelas” y opacas en los relatos oficiales, es decir, el archivo de aquellas singularidades que no encajaban en el modelo ni se vertían en el molde de la insubordinación vestida de redención que se ofrecía a los obreros y obreras de la época. Tal vez buscando escapar a los diversos atascos de la teoría y de la práctica, tal vez procurando extraer de ese mundo de abajo un nuevo horizonte político y filosófico, rescató de esa pesquisa y del olvido a dos personajes notables, los que mejor expresaban un pensamiento autodidacta, salvaje y libertario, brotes interrumpidos de futuros proyectos de emancipación: el primero, un “maestro ignorante”, Joseph Jacotot; el segundo, un “filósofo plebeyo”, Gabriel Gauny. Carpintero de oficio, fue uno más de la camada de proletarios y “devoradores de ideas” que forjó sus años de aprendiz en los talleres y fábricas de aquel mundo del trabajo a medio camino entre el artesanado y la industria, pero ya violentamente explotado por el capital. Con todo, y lejos de sucumbir a las “prisiones del trabajo”, construyó un trayecto vital de absoluta autonomía y radicalidad, en un ensueño voraz que consumió sus horas –robadas al explotador y liberadas para la vida– entre programas para gobiernos en revolución permanente, ensayos de economía libertaria y de ciudades utópicas, y una correspondencia de amistad que es una pieza revolucionaria en letra viva. Gabriel Gauny fue un obrero, poeta y filósofo francés que vivió en París entre 1806 y 1889, cuya biografía atravesó y fue atravesada por los capítulos revolucionarios más resonantes del siglo xix europeo. Su oficio fue la carpintería, pero se desempeñó además como obrero de ferrocarril y fue uno de los fundadores del Club de la Organización de los Trabajadores, que lo encontró entre sus principales agitadores durante las revueltas de 1848. Toda su formación, como en la mayoría de los integrantes de su generación proletaria, fue autodidacta y nocturna. Publicó sus poemas y ensayos más agudos sobre la alienación y la condición obrera en los principales periódicos libertarios de su época. Próximo al sansimonismo, cultivó una doctrina y una trayectoria vital que conjugaba la más estricta austeridad material y el vegetarianismo, entre otras conductas, en nombre de una novedosa espiritualidad emancipada. La recuperación de sus escritos más significativos por parte de Jacques Rancière permitió dar a conocer, más de un siglo después, a uno de los proletarios más singulares de su tiempo.

El filósofo plebeyo

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En su investigación sobre el mundo obrero francés del siglo XIX, Jacques Rancière se dedicó a revelar las “historias paralelas” y opacas en los relatos oficiales, es decir, el archivo de aquellas singularidades que no encajaban en el modelo ni se vertían en el molde de la insubordinación vestida de redención que se ofrecía a los obreros y obreras de la época. Tal vez buscando escapar a los diversos atascos de la teoría y de la práctica, tal vez procurando extraer de ese mundo de abajo un nuevo horizonte político y filosófico, rescató de esa pesquisa y del olvido a dos personajes notables, los que mejor expresaban un pensamiento autodidacta, salvaje y libertario, brotes interrumpidos de futuros proyectos de emancipación: el primero, un “maestro ignorante”, Joseph Jacotot; el segundo, un “filósofo plebeyo”, Gabriel Gauny. Carpintero de oficio, fue uno más de la camada de proletarios y “devoradores de ideas” que forjó sus años de aprendiz en los talleres y fábricas de aquel mundo del trabajo a medio camino entre el artesanado y la industria, pero ya violentamente explotado por el capital. Con todo, y lejos de sucumbir a las “prisiones del trabajo”, construyó un trayecto vital de absoluta autonomía y radicalidad, en un ensueño voraz que consumió sus horas –robadas al explotador y liberadas para la vida– entre programas para gobiernos en revolución permanente, ensayos de economía libertaria y de ciudades utópicas, y una correspondencia de amistad que es una pieza revolucionaria en letra viva. Gabriel Gauny fue un obrero, poeta y filósofo francés que vivió en París entre 1806 y 1889, cuya biografía atravesó y fue atravesada por los capítulos revolucionarios más resonantes del siglo xix europeo. Su oficio fue la carpintería, pero se desempeñó además como obrero de ferrocarril y fue uno de los fundadores del Club de la Organización de los Trabajadores, que lo encontró entre sus principales agitadores durante las revueltas de 1848. Toda su formación, como en la mayoría de los integrantes de su generación proletaria, fue autodidacta y nocturna. Publicó sus poemas y ensayos más agudos sobre la alienación y la condición obrera en los principales periódicos libertarios de su época. Próximo al sansimonismo, cultivó una doctrina y una trayectoria vital que conjugaba la más estricta austeridad material y el vegetarianismo, entre otras conductas, en nombre de una novedosa espiritualidad emancipada. La recuperación de sus escritos más significativos por parte de Jacques Rancière permitió dar a conocer, más de un siglo después, a uno de los proletarios más singulares de su tiempo.