FERNANDO OJEA
EL NACIMIENTO Y LA PREGUNTA FUNDAMENTAL DE L
ARENA

Páginas:
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9788495897817

Soledad frente a la vehemente certeza estratégica de las políticas, soledad frente a una tradición que ha perdido toda consistente fiabilidad, soledad frente a la pretensión excluyente del saber institucional…; el ejercicio de la filosofía encuentra hoy incrementada su exigencia —al igual que su compromiso. Debe en consecuencia, hoy más que nunca, aferrarse al carácter natal de su condición, condición que descubre en sí mismo a la vez que en la realidad de que hace objeto. Debe llevar a cabo su tarea como si ello tuviese lugar por primera vez, mirar el mundo como si éste se le apareciera por primera vez. Sólo del abismo del que brota este inicio —el abismo de la ingotable originalidad de lo natal— habrá de extraer las fuerzas para sobreponerse a toda desfiguradora manipulación, para poder crecer en el dominio luminoso de su auténtica soledad: la que va y vuelve infatigablemente del sentido del nacimiento al nacimiento del sentido, la que se nutre de la única soledad inquietante con la que el hombre puede habitar sin engañarse toda la riqueza de su mundo plural.

EL NACIMIENTO Y LA PREGUNTA FUNDAMENTAL DE L

$35.520,00
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Soledad frente a la vehemente certeza estratégica de las políticas, soledad frente a una tradición que ha perdido toda consistente fiabilidad, soledad frente a la pretensión excluyente del saber institucional…; el ejercicio de la filosofía encuentra hoy incrementada su exigencia —al igual que su compromiso. Debe en consecuencia, hoy más que nunca, aferrarse al carácter natal de su condición, condición que descubre en sí mismo a la vez que en la realidad de que hace objeto. Debe llevar a cabo su tarea como si ello tuviese lugar por primera vez, mirar el mundo como si éste se le apareciera por primera vez. Sólo del abismo del que brota este inicio —el abismo de la ingotable originalidad de lo natal— habrá de extraer las fuerzas para sobreponerse a toda desfiguradora manipulación, para poder crecer en el dominio luminoso de su auténtica soledad: la que va y vuelve infatigablemente del sentido del nacimiento al nacimiento del sentido, la que se nutre de la única soledad inquietante con la que el hombre puede habitar sin engañarse toda la riqueza de su mundo plural.