María José Rossi, David Iruela Toro
El tajo y la ingesta del sentido
Miño y Davila

Páginas:
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9788418929816

El barroco nuestroamericano se pliega a las luchas de los desheredados de la tierra a través de una escritura plena de lujosos divertimentos pero consciente de los estragos de una emancipación malograda. La hermenéutica neobarroca nuestroamericana, en su doble carácter de poética y dispositivo lector, es así (antropo)fagia, consumo selectivo. Hay en el neobarroco nuestroamericano una doble operación, que es la que le da el título a este ensayo. Por un lado, de ingesta ritual, antropofágica, de nuestra tradición europea e indígena, urbana y canyengue, culta y marginal. Ingesta, asimismo, de las estrategias de seducción del barroco, estrategias de deseo. Ingesta, por momentos voraz, de una tradición que no es sólo occidental: los neobarrocos son auténticos apropiadores de elementos de diversos universos culturales, desde mitos precolombinos a Haikou japoneses. Y así como es ingesta y apropiación laboriosa, el neobarroco es operación de desacople de la ideología reaccionaria postridentina. El barroco nuestroamericano se pliega a las luchas de los desheredados de la tierra a través de una escritura plena de lujosos divertimentos pero consciente de los estragos de una emancipación malograda, extraviada, fallida, con lo que el pathos de la rebelión no está perdido. De ahí la necesidad del metal tajante que hunda su filo cuando la urdimbre se vuelva demasiado concesiva o viscosa. La hermenéutica neobarroca nuestroamericana, en su doble carácter de poética y dispositivo lector, es así (antropo)fagia, consumo selectivo. Y es (a)tajo, corte, incisión. Presentación Prólogo de un prólogo PRIMERA PARTE 1. BARROCO se dice de muchas maneras 1.1. Una cualidad aborrecible 1.2. Forma peregrina 1.3. Una enfermedad epocal 1.4. Esto no es un injerto 1.5. Barroco operatorio, barroco furioso 1.6. Ni relativismo ni naturalismo: perspectivismo y alegorismo 2. CARTOGRAFÍAS: Gestar su lugar 2.1. Esa rara perla 2.2. Cuestión de método 2.3. El marco y el bastidor 2.4. Narrativas nuestroamericanas 2.5. Un proyecto a contrapelo SEGUNDA PARTE 1. BARROCO BARROSO 1.1. Una constelación desorbitada: líneas de fuga 1.2. Tragi-cartografías del barroco o el auto-re-t(e)atro de Narciso 2. NEOBARROCOS 2.1. Otra vez tropezar con la misma perla 2.2. El neobarroco, el tiempo y lo legible en las guerras del texto (Sarduy) 2.3. La emancipación por otros medios 2.4. Antropofagia o la ingesta del sentido 3. NEOBARROSO 3.1. Maquinería orgánica del neobarroso 3.2. Lacanismo de combate, revista Literal y M. Bonaparte, la mujer con pene 3.2.1. Cartografías deseantes en los 70 argentinos 3.3. Litografías del deseo, tipologías de lo erótico 3.3.1. Lacanismo de combate 3.3.2. Revista Literal 3.3.3. Osvaldo, Osvaldo, Osvaldo 3.4. Psicogeografías de los fiordos lamborghinianos 3.4.1. Mapeando a Alvé Olo, salve, O.L. 3.4.2. Uno, dos, tres Oswald. Plifiordegue 3.5. Una pequeña anatomía del monstruo de la asfixia 3.6. Carnavales del barro y el excremento 4. FINAL 4.1. Conclusión cerrada como cu de muñeco REFERENCIAS

El tajo y la ingesta del sentido

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Miño y Davila

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El barroco nuestroamericano se pliega a las luchas de los desheredados de la tierra a través de una escritura plena de lujosos divertimentos pero consciente de los estragos de una emancipación malograda. La hermenéutica neobarroca nuestroamericana, en su doble carácter de poética y dispositivo lector, es así (antropo)fagia, consumo selectivo. Hay en el neobarroco nuestroamericano una doble operación, que es la que le da el título a este ensayo. Por un lado, de ingesta ritual, antropofágica, de nuestra tradición europea e indígena, urbana y canyengue, culta y marginal. Ingesta, asimismo, de las estrategias de seducción del barroco, estrategias de deseo. Ingesta, por momentos voraz, de una tradición que no es sólo occidental: los neobarrocos son auténticos apropiadores de elementos de diversos universos culturales, desde mitos precolombinos a Haikou japoneses. Y así como es ingesta y apropiación laboriosa, el neobarroco es operación de desacople de la ideología reaccionaria postridentina. El barroco nuestroamericano se pliega a las luchas de los desheredados de la tierra a través de una escritura plena de lujosos divertimentos pero consciente de los estragos de una emancipación malograda, extraviada, fallida, con lo que el pathos de la rebelión no está perdido. De ahí la necesidad del metal tajante que hunda su filo cuando la urdimbre se vuelva demasiado concesiva o viscosa. La hermenéutica neobarroca nuestroamericana, en su doble carácter de poética y dispositivo lector, es así (antropo)fagia, consumo selectivo. Y es (a)tajo, corte, incisión. Presentación Prólogo de un prólogo PRIMERA PARTE 1. BARROCO se dice de muchas maneras 1.1. Una cualidad aborrecible 1.2. Forma peregrina 1.3. Una enfermedad epocal 1.4. Esto no es un injerto 1.5. Barroco operatorio, barroco furioso 1.6. Ni relativismo ni naturalismo: perspectivismo y alegorismo 2. CARTOGRAFÍAS: Gestar su lugar 2.1. Esa rara perla 2.2. Cuestión de método 2.3. El marco y el bastidor 2.4. Narrativas nuestroamericanas 2.5. Un proyecto a contrapelo SEGUNDA PARTE 1. BARROCO BARROSO 1.1. Una constelación desorbitada: líneas de fuga 1.2. Tragi-cartografías del barroco o el auto-re-t(e)atro de Narciso 2. NEOBARROCOS 2.1. Otra vez tropezar con la misma perla 2.2. El neobarroco, el tiempo y lo legible en las guerras del texto (Sarduy) 2.3. La emancipación por otros medios 2.4. Antropofagia o la ingesta del sentido 3. NEOBARROSO 3.1. Maquinería orgánica del neobarroso 3.2. Lacanismo de combate, revista Literal y M. Bonaparte, la mujer con pene 3.2.1. Cartografías deseantes en los 70 argentinos 3.3. Litografías del deseo, tipologías de lo erótico 3.3.1. Lacanismo de combate 3.3.2. Revista Literal 3.3.3. Osvaldo, Osvaldo, Osvaldo 3.4. Psicogeografías de los fiordos lamborghinianos 3.4.1. Mapeando a Alvé Olo, salve, O.L. 3.4.2. Uno, dos, tres Oswald. Plifiordegue 3.5. Una pequeña anatomía del monstruo de la asfixia 3.6. Carnavales del barro y el excremento 4. FINAL 4.1. Conclusión cerrada como cu de muñeco REFERENCIAS