Laura Salas Rodríguez, Stéphanie Hochet
Elogio del gato
Periférica Editorial

Páginas: 120
Formato: 13,5 x 21 cm
Peso: 0.19 kgs.
ISBN: 9788416291144

«Todo el mundo lo sabe: el gato es un animal libre, el gato escoge a su amo antes de que el amo llegue a elegir al gato.» ¿Cuántos hombres y mujeres de letras reconocen en el gato el mismo gusto por la libertad de los autores de todos los tiempos y se identifican con el pequeño felino? La asimilación del escritor con el gato es un clásico en literatura. La libertad no tiene precio para los artistas. Nos llueven los ejemplos; y algunos de los más interesantes se encuentran en este libro. «Adoro la manera que tienen los gatos de estar mitad dentro, mitad fuera, a la vez salvajes y domésticos, porque yo misma soy una salvaje domesticada. O, más bien, estoy domesticada mientras la puerta esté abierta», escribió una prestigiosa novelista inglesa. Si un artista no supiera cómo convertirse en un hombre o una mujer libre, el gato podría servirle de ejemplo. Del antiguo Egipto a la moderna Francia, he aquí un sugerente elogio de los gatos (con datos históricos que sorprenderán a más de un lector) acompañado por las palabras de Balzac, Poe, Maupassant, Soseki, Bulgákov, Eliot, Colette, Simenon, Tennessee Williams, Burroughs o Amélie Nothomb, entre muchos otros. «En Europa, en la Edad Media, poseer un gato negro acarreaba la pena de muerte, pero en el Egipto antiguo el gato estaba asociado a la diosa Bastet, la diosa de la alegría y de la fertilidad. El miw (sustantivo que lo designa) era un animal sagrado: quien matara a un felino era ajusticiado; tras el fallecimiento, el gato era momificado y colocado en un sarcófago. En su pasión por el animal flexible, el hombre llega al punto de aplicar la pena capital. A favor o en contra. ¿No es acaso ese sentimiento excesivo el signo de que el gato encarna nuestra desmesura, y de que se ha ganado un lugar privilegiado en nuestro inconsciente, representando la parte que de éste rechazamos?» Stéphanie Hochet nació en París en 1975. Es una de las novelistas jóvenes más prestigiosas de su país y escribe para medios como Magazine des livres, Muze o Libération. Es autora de varias novelas; entre ellas, Moutarde douce (2001), Le néant de Léon (2003), L’apocalypse selon Embrun (2004), Les infernales (2005), Les éphémérides (2012) o Sang d’encre (2013); obtuvo el Premio Lilas por Combat de l’amour et de la faim (2009) y el Premio Thyde Monnier por La distribution des lumières (2010). En la última novela de Amélie Nothomb, Petronille, el personaje principal está inspirado en Stéphanie Hochet.

Elogio del gato

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ISBN: 9788416291144

«Todo el mundo lo sabe: el gato es un animal libre, el gato escoge a su amo antes de que el amo llegue a elegir al gato.» ¿Cuántos hombres y mujeres de letras reconocen en el gato el mismo gusto por la libertad de los autores de todos los tiempos y se identifican con el pequeño felino? La asimilación del escritor con el gato es un clásico en literatura. La libertad no tiene precio para los artistas. Nos llueven los ejemplos; y algunos de los más interesantes se encuentran en este libro. «Adoro la manera que tienen los gatos de estar mitad dentro, mitad fuera, a la vez salvajes y domésticos, porque yo misma soy una salvaje domesticada. O, más bien, estoy domesticada mientras la puerta esté abierta», escribió una prestigiosa novelista inglesa. Si un artista no supiera cómo convertirse en un hombre o una mujer libre, el gato podría servirle de ejemplo. Del antiguo Egipto a la moderna Francia, he aquí un sugerente elogio de los gatos (con datos históricos que sorprenderán a más de un lector) acompañado por las palabras de Balzac, Poe, Maupassant, Soseki, Bulgákov, Eliot, Colette, Simenon, Tennessee Williams, Burroughs o Amélie Nothomb, entre muchos otros. «En Europa, en la Edad Media, poseer un gato negro acarreaba la pena de muerte, pero en el Egipto antiguo el gato estaba asociado a la diosa Bastet, la diosa de la alegría y de la fertilidad. El miw (sustantivo que lo designa) era un animal sagrado: quien matara a un felino era ajusticiado; tras el fallecimiento, el gato era momificado y colocado en un sarcófago. En su pasión por el animal flexible, el hombre llega al punto de aplicar la pena capital. A favor o en contra. ¿No es acaso ese sentimiento excesivo el signo de que el gato encarna nuestra desmesura, y de que se ha ganado un lugar privilegiado en nuestro inconsciente, representando la parte que de éste rechazamos?» Stéphanie Hochet nació en París en 1975. Es una de las novelistas jóvenes más prestigiosas de su país y escribe para medios como Magazine des livres, Muze o Libération. Es autora de varias novelas; entre ellas, Moutarde douce (2001), Le néant de Léon (2003), L’apocalypse selon Embrun (2004), Les infernales (2005), Les éphémérides (2012) o Sang d’encre (2013); obtuvo el Premio Lilas por Combat de l’amour et de la faim (2009) y el Premio Thyde Monnier por La distribution des lumières (2010). En la última novela de Amélie Nothomb, Petronille, el personaje principal está inspirado en Stéphanie Hochet.