Martin Jay , Mario Iribarren
Exilios permanentes
El Cuenco de plata

Páginas:
Formato:
Peso: 0.478 kgs.
ISBN: 9789873743801

Es de vital importancia destacar que el interés histórico no tiene porqué ir en detrimento de la relevancia en el presente. No se trata sólo de que muchas de las ideas introducidas por los refugiados conserven su vigencia, sino que también vale la pena estudiar la experiencia de los emigrados. Para algunos de nosotros que tenemos la fortuna de no estar atravesando una verdadera época oscura, por citar la famosa frase de Brecht, estudiar las historias de este grupo extraordinario de hombres y mujeres constituye un potente recordatorio de que los intelectuales pueden trascender de diversas maneras los más perniciosos intentos por silenciarlos. En tanto sobrevivientes de un pueblo cuya incalculable desdicha todavía desafía a la comprensión racional, los emigrados especialmente, diría yo, aquellos que siguieron siendo, en cierto sentido, exiliados permanentes fueron el repositorio fulgurante de una cultura que ahora se encuentra moribunda. M. J. Martin Jay es conocido sobre todo por su notable historia de la Escuela de Fráncfort: La imaginación dialéctica. Este trabajo es un complemento rico y apasionado de esa obra, que ya es un clásico [...] Jay demuestra ser no sólo un historiador erudito e inteligente, también es un agudo observador de la escena cultural contemporánea norteamericana. Michel Löwy

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Es de vital importancia destacar que el interés histórico no tiene porqué ir en detrimento de la relevancia en el presente. No se trata sólo de que muchas de las ideas introducidas por los refugiados conserven su vigencia, sino que también vale la pena estudiar la experiencia de los emigrados. Para algunos de nosotros que tenemos la fortuna de no estar atravesando una verdadera época oscura, por citar la famosa frase de Brecht, estudiar las historias de este grupo extraordinario de hombres y mujeres constituye un potente recordatorio de que los intelectuales pueden trascender de diversas maneras los más perniciosos intentos por silenciarlos. En tanto sobrevivientes de un pueblo cuya incalculable desdicha todavía desafía a la comprensión racional, los emigrados especialmente, diría yo, aquellos que siguieron siendo, en cierto sentido, exiliados permanentes fueron el repositorio fulgurante de una cultura que ahora se encuentra moribunda. M. J. Martin Jay es conocido sobre todo por su notable historia de la Escuela de Fráncfort: La imaginación dialéctica. Este trabajo es un complemento rico y apasionado de esa obra, que ya es un clásico [...] Jay demuestra ser no sólo un historiador erudito e inteligente, también es un agudo observador de la escena cultural contemporánea norteamericana. Michel Löwy