Henri Meschonnic
HEIDEGGER O EL NACIONAL ESENCIALISMO
ARENA

Páginas:
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9788495897664

Porque hay que aprender a reconocer al enemigo. Y además de lo teológico político cristiano y el espíritu de revancha alemán después de 1918, lo trágico en que Alemania se hundió en esos años veinte-treinta, lo que domina y fusiona todos esos elementos, que formaron la concepción y la ejecución de la solución final, en el nacional-socialismo, y que termina por cubrirlos, es el nacional-esencialismo. El enemigo de la vida, de los vivos, es el esencialismo. Hay que aprender, algo que, en la medida de lo que he podido ver, los especialistas del pensamiento nunca llegaron a pensar, el efecto ético y político del realismo lógico y del nominalismo. El nominalismo de los vivos, no solamente de las palabras. Pero se juega en lo que se hace con las palabras. Entonces hay que aprender a leer de nuevo. Para situar y situarse. Aprender a oír. Si no se lee a Heidegger como un nacional-esencialismo, no se lee a Heidegger. Somos leídos por Heidegger. Cuando se lee a Heidegger como una yuxtaposición de la filosofía y la política, ya sea para exaltar al pensador y minimizar al nazi insignificante, ya sea para hacer lo inverso, en los dos casos planteo que uno no lee a Heidegger. En los dos casos, pero de manera diferente, se pierde el por qué y el cómo de aquello que en Heidegger forma un conjunto, su pensamiento y su relación con lo político de su tiempo.

HEIDEGGER O EL NACIONAL ESENCIALISMO

$35.520,00
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Porque hay que aprender a reconocer al enemigo. Y además de lo teológico político cristiano y el espíritu de revancha alemán después de 1918, lo trágico en que Alemania se hundió en esos años veinte-treinta, lo que domina y fusiona todos esos elementos, que formaron la concepción y la ejecución de la solución final, en el nacional-socialismo, y que termina por cubrirlos, es el nacional-esencialismo. El enemigo de la vida, de los vivos, es el esencialismo. Hay que aprender, algo que, en la medida de lo que he podido ver, los especialistas del pensamiento nunca llegaron a pensar, el efecto ético y político del realismo lógico y del nominalismo. El nominalismo de los vivos, no solamente de las palabras. Pero se juega en lo que se hace con las palabras. Entonces hay que aprender a leer de nuevo. Para situar y situarse. Aprender a oír. Si no se lee a Heidegger como un nacional-esencialismo, no se lee a Heidegger. Somos leídos por Heidegger. Cuando se lee a Heidegger como una yuxtaposición de la filosofía y la política, ya sea para exaltar al pensador y minimizar al nazi insignificante, ya sea para hacer lo inverso, en los dos casos planteo que uno no lee a Heidegger. En los dos casos, pero de manera diferente, se pierde el por qué y el cómo de aquello que en Heidegger forma un conjunto, su pensamiento y su relación con lo político de su tiempo.