Nathaniel Hawthorne
La casa de los siete tejados
Alianza

Páginas: 416
Formato:
Peso: 0.319 kgs.
ISBN: 9788420684024

Ambientada en la ciudad de Salem a mediados del siglo XIX, La casa de los siete tejados narra el ocaso y la redención de la familia Pyncheon, cuya mansión una vetusta construcción de madera coronada por siete gualdrapas se alza como símbolo físico de un pasado de culpa y rencor. Dos siglos antes, el terreno sobre el que se erige la casa fue expropiado a su propietario original, Matthew Maule, un granjero acusado de brujería y ahorcado tras un proceso impulsado por el ambicioso coronel Pyncheon. Con su último aliento, Maule maldijo al coronel y a toda su estirpe. Cuando comienza la novela, la maldición parece seguir activa: la casa luce semideshabitada, y en ella vive Hepzibah Pyncheon, una anciana orgullosa pero arruinada que, para sobrevivir, se ve obligada a abrir una pequeña tiendita en la planta baja. Junto a ella aparece su hermano Clifford, recién salido de la cárcel tras cumplir una condena por un crimen del que muchos creen que fue inocente. La llegada de Phoebe, una joven parienta llegada del campo cuya frescura aligera la atmósfera opresiva, y la presencia del misterioso maestro de daguerrotipos Holgrave descendiente de los Maule desencadenan un lento proceso de revelaciones. A medida que Hawthorne entrelaza escenas domésticas con reminiscencias del pasado, afloran los secretos familiares: la implicación del juez Jaffrey Pyncheon (doble siniestro del coronel) en la desgracia de Clifford; la existencia de un título de propiedad y un tesoro oculta­do entre las paredes; y la persistencia de la maldición que, más allá de lo sobrenatural, se manifiesta como culpa heredada. El relato oscila entre la crítica social (la hipocresía del puritanismo, la codicia de la nueva burguesía) y la exploración psicológica de personajes atrapados por la memoria. El clímax llega con la muerte repentina del juez, que reproduce la muerte original del coronel y rompe el hechizo moral que pesa sobre los Pyncheon. Liberados, Clifford y Hepzibah abandonan la mansión; Holgrave confiesa su linaje y propone matrimonio a Phoebe, reconciliando así a las dos familias enfrentadas. Finalmente, la pareja decide vender la vieja casa y marcharse a la naturaleza, símbolo de un nuevo comienzo sin las sombras del pasado. La prosa de Hawthorne combina el realismo detallista descripciones minuciosas de la casa, la tienda y las calles de Salem con una atmósfera gótica poblada de presagios, retratos que observan y jardines que parecen crecer sobre los pecados antiguos. El resultado es una parábola sobre la transmisión del pecado y la posibilidad de redención, donde la casa funciona como personaje central: al mismo tiempo escenario de intriga, relicario de culpas ancestrales y espejo de la conciencia colectiva de Nueva Inglaterra. Claves para entender su importancia Crítica al legado puritano: Hawthorne explora las secuelas psicológicas y sociales de la época de los juicios de brujas de Salem, cuestionando la moral rígida y las injusticias cometidas en nombre de la virtud. Símbolo arquitectónico del pasado: la mansión de los siete tejados es una metáfora de la memoria histórica: sus pasadizos, retratos y grietas encarnan las culpas familiares que se transmiten de generación en generación. Fusión de realismo y gótico estadounidense: la novela combina retratos costumbristas de la vida cotidiana (la tiendita, el daguerrotipo, los trenes) con elementos sombríos y casi sobrenaturales, sentando las bases del gótico de Nueva Inglaterra. Reflexión sobre herencia y libre albedrío: plantea si los individuos pueden liberarse de los pecados de sus antepasados o si están condenados a repetirlos, un tema que resuena en cualquier época marcada por conflictos de memoria histórica. Innovaciones narrativas: el narrador intrusivo, a veces irónico, y el uso de la descripción simbólica anticipan técnicas que influirán en Henry James y, más tarde, en el realismo psicológico del siglo XX. Vigencia para el lector actual: la novela invita a pensar en cómo lidiamos con los traumas colectivos familiares o nacionales y plantea que la reconciliación pasa por la verdad, la empatía y la construcción de un futuro común.

La casa de los siete tejados

$25.500,00
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La casa de los siete tejados
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Ambientada en la ciudad de Salem a mediados del siglo XIX, La casa de los siete tejados narra el ocaso y la redención de la familia Pyncheon, cuya mansión una vetusta construcción de madera coronada por siete gualdrapas se alza como símbolo físico de un pasado de culpa y rencor. Dos siglos antes, el terreno sobre el que se erige la casa fue expropiado a su propietario original, Matthew Maule, un granjero acusado de brujería y ahorcado tras un proceso impulsado por el ambicioso coronel Pyncheon. Con su último aliento, Maule maldijo al coronel y a toda su estirpe. Cuando comienza la novela, la maldición parece seguir activa: la casa luce semideshabitada, y en ella vive Hepzibah Pyncheon, una anciana orgullosa pero arruinada que, para sobrevivir, se ve obligada a abrir una pequeña tiendita en la planta baja. Junto a ella aparece su hermano Clifford, recién salido de la cárcel tras cumplir una condena por un crimen del que muchos creen que fue inocente. La llegada de Phoebe, una joven parienta llegada del campo cuya frescura aligera la atmósfera opresiva, y la presencia del misterioso maestro de daguerrotipos Holgrave descendiente de los Maule desencadenan un lento proceso de revelaciones. A medida que Hawthorne entrelaza escenas domésticas con reminiscencias del pasado, afloran los secretos familiares: la implicación del juez Jaffrey Pyncheon (doble siniestro del coronel) en la desgracia de Clifford; la existencia de un título de propiedad y un tesoro oculta­do entre las paredes; y la persistencia de la maldición que, más allá de lo sobrenatural, se manifiesta como culpa heredada. El relato oscila entre la crítica social (la hipocresía del puritanismo, la codicia de la nueva burguesía) y la exploración psicológica de personajes atrapados por la memoria. El clímax llega con la muerte repentina del juez, que reproduce la muerte original del coronel y rompe el hechizo moral que pesa sobre los Pyncheon. Liberados, Clifford y Hepzibah abandonan la mansión; Holgrave confiesa su linaje y propone matrimonio a Phoebe, reconciliando así a las dos familias enfrentadas. Finalmente, la pareja decide vender la vieja casa y marcharse a la naturaleza, símbolo de un nuevo comienzo sin las sombras del pasado. La prosa de Hawthorne combina el realismo detallista descripciones minuciosas de la casa, la tienda y las calles de Salem con una atmósfera gótica poblada de presagios, retratos que observan y jardines que parecen crecer sobre los pecados antiguos. El resultado es una parábola sobre la transmisión del pecado y la posibilidad de redención, donde la casa funciona como personaje central: al mismo tiempo escenario de intriga, relicario de culpas ancestrales y espejo de la conciencia colectiva de Nueva Inglaterra. Claves para entender su importancia Crítica al legado puritano: Hawthorne explora las secuelas psicológicas y sociales de la época de los juicios de brujas de Salem, cuestionando la moral rígida y las injusticias cometidas en nombre de la virtud. Símbolo arquitectónico del pasado: la mansión de los siete tejados es una metáfora de la memoria histórica: sus pasadizos, retratos y grietas encarnan las culpas familiares que se transmiten de generación en generación. Fusión de realismo y gótico estadounidense: la novela combina retratos costumbristas de la vida cotidiana (la tiendita, el daguerrotipo, los trenes) con elementos sombríos y casi sobrenaturales, sentando las bases del gótico de Nueva Inglaterra. Reflexión sobre herencia y libre albedrío: plantea si los individuos pueden liberarse de los pecados de sus antepasados o si están condenados a repetirlos, un tema que resuena en cualquier época marcada por conflictos de memoria histórica. Innovaciones narrativas: el narrador intrusivo, a veces irónico, y el uso de la descripción simbólica anticipan técnicas que influirán en Henry James y, más tarde, en el realismo psicológico del siglo XX. Vigencia para el lector actual: la novela invita a pensar en cómo lidiamos con los traumas colectivos familiares o nacionales y plantea que la reconciliación pasa por la verdad, la empatía y la construcción de un futuro común.