AL, RAZI
LA CONDUCTA VIRTUOSA DEL FILOSOFO
TROTTA

Páginas:
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9788481646597

Al-Razi (m. ca. 930) es una de las pocas figuras atacadas y denostadas en el islam por ser un "librepensador" que, desde una posición deísta, niega la necesidad de profetas y revelaciones, situándose por encima de diferencias religiosas y confesionales, ya que considera a las religiones como responsables de divisiones y enfrentamientos entre los hombres. Médico afamado, vivió en Bagdad y en Rayy, dirigiendo el hospital de esta última ciudad. Su obra médica "Continens" fue traducida y conocida en Occidente. Su obra filosófica sólo nos es conocida por las refutaciones de sus oponentes, y han llegado hasta nosotros tan sólo los dos tratados de ética que aquí traducimos: "La medicina espiritual" y "La conducta filosófica". En ambos escritos se presenta la conducta virtuosa del filósofo como el dechado y el modelo ideal de humanidad tal como es encarnado por Sócrates, al que, tras aclarar que se trata de un Sócrates moderado en su ascetismo, el mismo Al-Razi trata de emular, según nos manifiesta en el segundo de los tratados en una conmovedora y sincera confesión que constituye una suerte de "apologia pro vita sua".

LA CONDUCTA VIRTUOSA DEL FILOSOFO

$28.416,00
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Al-Razi (m. ca. 930) es una de las pocas figuras atacadas y denostadas en el islam por ser un "librepensador" que, desde una posición deísta, niega la necesidad de profetas y revelaciones, situándose por encima de diferencias religiosas y confesionales, ya que considera a las religiones como responsables de divisiones y enfrentamientos entre los hombres. Médico afamado, vivió en Bagdad y en Rayy, dirigiendo el hospital de esta última ciudad. Su obra médica "Continens" fue traducida y conocida en Occidente. Su obra filosófica sólo nos es conocida por las refutaciones de sus oponentes, y han llegado hasta nosotros tan sólo los dos tratados de ética que aquí traducimos: "La medicina espiritual" y "La conducta filosófica". En ambos escritos se presenta la conducta virtuosa del filósofo como el dechado y el modelo ideal de humanidad tal como es encarnado por Sócrates, al que, tras aclarar que se trata de un Sócrates moderado en su ascetismo, el mismo Al-Razi trata de emular, según nos manifiesta en el segundo de los tratados en una conmovedora y sincera confesión que constituye una suerte de "apologia pro vita sua".