Fernando Carbajal
La declaración del imputado en el litigio adversarial
Ediciones Didot

Páginas: 172
Formato: 22 x 15 cm.
Peso: 0.22 kgs.
ISBN: 9789873620775

No hay institución que tenga más historia y haya acumulado mayores formas de abuso en el proceso penal que la declaración del imputado. Del juramento exculpatorio a la confesión obtenida bajo tortura, se desarrolla la larga historia de las iniquidades cometidas para lograr que el imputado reconociera lo que había hecho, o lo que era necesario que admita. Esta historia no ha acabado y las presiones hacia el imputado, desde las nuevas formas de tortura, la intrusión tecnológica sobre su cerebro, o las presiones para que se "arrepienta"y confiese, siguen siendo una realidad cotidiana. Frente a esto cabe preguntarnos ¿se puede hacer algo razonable con la declaración del imputado? ¿O debemos avanzar hacia una prohibición absoluta de que el proceso penal busque su declaración, como una medida preventiva de tanto abuso? No tenemos todavía una respuesta para ello, pero sí sabemos —y este libro trata justamente de ello— que una de las características centrales de los nuevos sistemas acusatorios adversariales ha sido la de generar un nuevo espacio institucional, nuevas reglas, para la declaración del imputado. Carbajal nos muestra su desarrollo, sus alcances y también las hendiduras que permitieron que la jurisprudencia no siempre defendiera su sentido verdadero. La determinación precisa del lugar del imputado en el nuevo proceso penal latinoamericano recién comienza, y nos complace dar este primer paso con el libro de Fernando Carbajal. No solo a partir del planteamiento de los nuevos problemas teóricos, sino advirtiendo a los litigantes sobre las nuevas herramientas que pueden utilizar. Pero en este camino no seremos olvidadizos-, el proceso penal es. siempre, un ámbito de peligro para el imputado, y un sistema de garantías que es más fuerte e inteligente si nunca olvida el riesgo que solo el acusado debe afrontar. Los |ueces no deben perder nunca una mirada atenta y sensible a las distorsiones y presiones, a veces evidentes, pero otras tantas ocultas, que nos obligan a mantenernos alerta Esperemos que las nuevas prácticas no nos hagan perder de vista esa sensibilidad, porque el modo como tratemos a los imputados en el proceso penal sigue siendo, desde Beccaria hasta ahora, una de las dimensiones que nos define como sociedad. ALBERTO BINDER

La declaración del imputado en el litigio adversarial

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La declaración del imputado en el litigio adversarial
Ediciones Didot

Páginas: 172
Formato: 22 x 15 cm.
Peso: 0.22 kgs.
ISBN: 9789873620775

No hay institución que tenga más historia y haya acumulado mayores formas de abuso en el proceso penal que la declaración del imputado. Del juramento exculpatorio a la confesión obtenida bajo tortura, se desarrolla la larga historia de las iniquidades cometidas para lograr que el imputado reconociera lo que había hecho, o lo que era necesario que admita. Esta historia no ha acabado y las presiones hacia el imputado, desde las nuevas formas de tortura, la intrusión tecnológica sobre su cerebro, o las presiones para que se "arrepienta"y confiese, siguen siendo una realidad cotidiana. Frente a esto cabe preguntarnos ¿se puede hacer algo razonable con la declaración del imputado? ¿O debemos avanzar hacia una prohibición absoluta de que el proceso penal busque su declaración, como una medida preventiva de tanto abuso? No tenemos todavía una respuesta para ello, pero sí sabemos —y este libro trata justamente de ello— que una de las características centrales de los nuevos sistemas acusatorios adversariales ha sido la de generar un nuevo espacio institucional, nuevas reglas, para la declaración del imputado. Carbajal nos muestra su desarrollo, sus alcances y también las hendiduras que permitieron que la jurisprudencia no siempre defendiera su sentido verdadero. La determinación precisa del lugar del imputado en el nuevo proceso penal latinoamericano recién comienza, y nos complace dar este primer paso con el libro de Fernando Carbajal. No solo a partir del planteamiento de los nuevos problemas teóricos, sino advirtiendo a los litigantes sobre las nuevas herramientas que pueden utilizar. Pero en este camino no seremos olvidadizos-, el proceso penal es. siempre, un ámbito de peligro para el imputado, y un sistema de garantías que es más fuerte e inteligente si nunca olvida el riesgo que solo el acusado debe afrontar. Los |ueces no deben perder nunca una mirada atenta y sensible a las distorsiones y presiones, a veces evidentes, pero otras tantas ocultas, que nos obligan a mantenernos alerta Esperemos que las nuevas prácticas no nos hagan perder de vista esa sensibilidad, porque el modo como tratemos a los imputados en el proceso penal sigue siendo, desde Beccaria hasta ahora, una de las dimensiones que nos define como sociedad. ALBERTO BINDER