Ana Montes
La flamenca
Seix - Barral

Páginas: 152
Formato:
Peso: 0.224 kgs.
ISBN: 9786316691057

Tras la muerte de su padre, la narradora se refugia en una casa semiderruida a las afueras de Buenos Aires acompañada solo por un pájaro enjaulado y un enigmático óleo de la pintora Emilia Gutiérrez un retrato femenino donde brilla un colgante rojo hipnótico. Ese color, cuenta la leyenda, fue el último que la artista plasmó antes de pasar treinta años recluida en un departamento de Belgrano porque los pigmentos le provocaban alucinaciones visuales . Aislada del mundo y obsesionada con el cuadro, la protagonista comienza a escribir fragmentos febriles donde confunde su propio reflejo con la figura del lienzo: la Flamenca, una heredera empobrecida que vive de rentas exiguas y cree que el arte es un conjuro para dilatar el tiempo. Entre ensayos sobre el color, recuerdos familiares y diálogos con el pájaro cronista de lo que callan los vivos, la narradora va desdoblándose en esa doble que baila sola en la penumbra, hasta que cordura y locura se trenzan en un mismo ritmo. La novela avanza en breves pasajes poéticos: visitas espectrales de la pintora, paseos nocturnos por un Buenos Aires desierto, cartas nunca enviadas a un hermano exiliado. El rojo del colgante se vuelve hilo conductor de la trama y detonante de pequeñas epifanías: el deseo de vivir a través del arte, la frontera porosa entre percepción y delirio, el peso de la herencia y la posibilidad de reinventarse en la soledad. Con una prosa a media voz, para no despertar a los libros que gritan, Ana Montes entrega un relato intimista donde lo sensorial se confunde con lo onírico y deja al lector en el umbral de la alucinación. Claves para entender su importancia: · Poética del aislamiento Escrita durante los encierros pandémicos, explora cómo la reclusión agudiza la imaginación y convierte los objetos un cuadro, un pájaro, un color en portales a otras realidades. · Arte, obsesión y doppelgänger La relación entre la narradora y la Flamenca dialoga con la tradición de la doble identidad literaria (Poe, Cortázar), pero enfocada en la fijación cromática y la pregunta: ¿hasta dónde puede el arte devorarnos? · Prosa breve y fragmentaria Capítulos de una o dos páginas, casi aforísticos, facilitan la lectura intermitente y subrayan la atmósfera hipnótica; ideal para clubes de lectura que disfrutan el formato cuaderno de notas. · Sensibilidad como forma de vida El elogio de la sensibilidad radical vivir entregada a la percepción convierte el libro en un manifiesto contra la distracción permanente, conectado con corrientes de slow life y mindfulness literario. · Respaldo crítico El escritor Alan Pauls destaca la creación de un personaje inolvidable y la felicidad arcaica de leer una buena novela, aval que proyecta al título más allá del nicho artístico. · Nuevo nombre a seguir Ana Montes debuta en Seix Barral con una voz singular que combina lirismo, introspección y pinceladas de realismo mágico porteño; un descubrimiento para lectores de Samanta Schweblin o Fernanda Melchor que busquen intensidad sensorial y riesgo formal.

La flamenca

$21.900,00
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La flamenca
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Páginas: 152
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ISBN: 9786316691057

Tras la muerte de su padre, la narradora se refugia en una casa semiderruida a las afueras de Buenos Aires acompañada solo por un pájaro enjaulado y un enigmático óleo de la pintora Emilia Gutiérrez un retrato femenino donde brilla un colgante rojo hipnótico. Ese color, cuenta la leyenda, fue el último que la artista plasmó antes de pasar treinta años recluida en un departamento de Belgrano porque los pigmentos le provocaban alucinaciones visuales . Aislada del mundo y obsesionada con el cuadro, la protagonista comienza a escribir fragmentos febriles donde confunde su propio reflejo con la figura del lienzo: la Flamenca, una heredera empobrecida que vive de rentas exiguas y cree que el arte es un conjuro para dilatar el tiempo. Entre ensayos sobre el color, recuerdos familiares y diálogos con el pájaro cronista de lo que callan los vivos, la narradora va desdoblándose en esa doble que baila sola en la penumbra, hasta que cordura y locura se trenzan en un mismo ritmo. La novela avanza en breves pasajes poéticos: visitas espectrales de la pintora, paseos nocturnos por un Buenos Aires desierto, cartas nunca enviadas a un hermano exiliado. El rojo del colgante se vuelve hilo conductor de la trama y detonante de pequeñas epifanías: el deseo de vivir a través del arte, la frontera porosa entre percepción y delirio, el peso de la herencia y la posibilidad de reinventarse en la soledad. Con una prosa a media voz, para no despertar a los libros que gritan, Ana Montes entrega un relato intimista donde lo sensorial se confunde con lo onírico y deja al lector en el umbral de la alucinación. Claves para entender su importancia: · Poética del aislamiento Escrita durante los encierros pandémicos, explora cómo la reclusión agudiza la imaginación y convierte los objetos un cuadro, un pájaro, un color en portales a otras realidades. · Arte, obsesión y doppelgänger La relación entre la narradora y la Flamenca dialoga con la tradición de la doble identidad literaria (Poe, Cortázar), pero enfocada en la fijación cromática y la pregunta: ¿hasta dónde puede el arte devorarnos? · Prosa breve y fragmentaria Capítulos de una o dos páginas, casi aforísticos, facilitan la lectura intermitente y subrayan la atmósfera hipnótica; ideal para clubes de lectura que disfrutan el formato cuaderno de notas. · Sensibilidad como forma de vida El elogio de la sensibilidad radical vivir entregada a la percepción convierte el libro en un manifiesto contra la distracción permanente, conectado con corrientes de slow life y mindfulness literario. · Respaldo crítico El escritor Alan Pauls destaca la creación de un personaje inolvidable y la felicidad arcaica de leer una buena novela, aval que proyecta al título más allá del nicho artístico. · Nuevo nombre a seguir Ana Montes debuta en Seix Barral con una voz singular que combina lirismo, introspección y pinceladas de realismo mágico porteño; un descubrimiento para lectores de Samanta Schweblin o Fernanda Melchor que busquen intensidad sensorial y riesgo formal.