Ana Rodríguez de La Robla
LA ULTIMA PALABRA
ICARIA

Páginas:
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9788498880892

La muerte era vista por el hombre antiguo menos como una desgracia que como una ocasión de parlamentar con los vivos. “Escucho con mis ojos a los muertos”, decía Quevedo, recogiendo aquel deseo. La muerte era, también, una forma de desafío, de permanencia, en particular a través de la escritura de las lápidas y monumentos. De ahí que el hecho de morir tuviera un carácter dialógico, íntimamente ligado a la palabra y, así, a la poesía. En "La Última Palabra" se hace un recorrido por varios de los epitafios del mundo latino en los que este carácter señalado se encuentra especialmente presente, dado que se trata de composiciones funerarias que quisieron adoptar forma versificada. En ellas, pues, los interesados o sus familiares se preocuparon de que el testimonio último trascendiera incluso el decoro –ese concepto tan latino– correspondiente a lo solemne de la situación, mediante poemas cuidadosamente pergeñados y orientados a la lectura del viandante. Epitafios latinos en verso hay más de 4000, y 2300 de entre ellos fueron publicados a finales del siglo XIX en una colección, estrictamente en latín, por los alemanes Franz Bücheler y Ernst Lommatzsch. De esa colección se han seleccionado algunos de los epitafios más sabrosos, ofreciendo una transcripción versificada al castellano, en la que se constituye como la primera publicación de estas características en España. Fieles, desolados, felices, bromistas, pesarosos, reflexivos, vanidosos… todos ellos dejan su retrato en su última palabra, dando forma con ello a su intención de seguir vivos.

LA ULTIMA PALABRA

$35.581,06
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La muerte era vista por el hombre antiguo menos como una desgracia que como una ocasión de parlamentar con los vivos. “Escucho con mis ojos a los muertos”, decía Quevedo, recogiendo aquel deseo. La muerte era, también, una forma de desafío, de permanencia, en particular a través de la escritura de las lápidas y monumentos. De ahí que el hecho de morir tuviera un carácter dialógico, íntimamente ligado a la palabra y, así, a la poesía. En "La Última Palabra" se hace un recorrido por varios de los epitafios del mundo latino en los que este carácter señalado se encuentra especialmente presente, dado que se trata de composiciones funerarias que quisieron adoptar forma versificada. En ellas, pues, los interesados o sus familiares se preocuparon de que el testimonio último trascendiera incluso el decoro –ese concepto tan latino– correspondiente a lo solemne de la situación, mediante poemas cuidadosamente pergeñados y orientados a la lectura del viandante. Epitafios latinos en verso hay más de 4000, y 2300 de entre ellos fueron publicados a finales del siglo XIX en una colección, estrictamente en latín, por los alemanes Franz Bücheler y Ernst Lommatzsch. De esa colección se han seleccionado algunos de los epitafios más sabrosos, ofreciendo una transcripción versificada al castellano, en la que se constituye como la primera publicación de estas características en España. Fieles, desolados, felices, bromistas, pesarosos, reflexivos, vanidosos… todos ellos dejan su retrato en su última palabra, dando forma con ello a su intención de seguir vivos.