Luciana Jazmín Coronado
Los hijos imperfectos
modesto rimba

Páginas:
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789877850444

Nos depositan en un mundo recién parido sin explicación; solo se nos entrega este mandato: Ahora abre la boca, / ya verás qué hacer con el lenguaje. Todo es incierto y, sin embargo, una pequeña voz nos sugiere echarnos a andar, sin más cuestionamientos. Aquí el dilema que atravesará todo el libro: ¿Por qué el creador me arrojaría a este mundo, desprovisto de memoria? Aquel Ojo que, al dármelo todo, / me ha dejado a la intemperie. Así, estos versos de Luciana Jazmín Coronado se van poblando de presagios y cada uno irá anunciando los siguientes: la creación es perfecta, pero esconde un destino inexorable: llegará un fin de los días. Mientras se moldean imágenes sutiles y en apariencia, inconexas de la naturaleza, el ritmo va trabajando sobre el lector como la hipnosis, hasta llevarlo a una atmósfera cargada de incógnitas apocalípticas, en donde a través de cataclismos se entrevera una posible redención: recuperar la belleza. Se prepara una tierra virgen para quienes estén dispuestos a la renuncia. Es que no hay lugar seguro en donde resguardarse de lo inevitable; lo único a lo que asirse es al desarraigo. Entonces, ¿qué secreto subyace en los seres vivientes que, llegada su hora, logran celebrar el fin de las cosas / como un animal abierto a la lluvia? Al final de los últimos fulgores como diría Orozco, estas voces que vienen de lo alto nos pronunciarán un último rezo: invocar la pureza y aceptar la impermanencia. Solo resta contemplar lo que se desvanece, igual que se contempla la belleza: como un testigo de fe. Nahili Jarkovsk

Los hijos imperfectos

$8.990,00
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Nos depositan en un mundo recién parido sin explicación; solo se nos entrega este mandato: Ahora abre la boca, / ya verás qué hacer con el lenguaje. Todo es incierto y, sin embargo, una pequeña voz nos sugiere echarnos a andar, sin más cuestionamientos. Aquí el dilema que atravesará todo el libro: ¿Por qué el creador me arrojaría a este mundo, desprovisto de memoria? Aquel Ojo que, al dármelo todo, / me ha dejado a la intemperie. Así, estos versos de Luciana Jazmín Coronado se van poblando de presagios y cada uno irá anunciando los siguientes: la creación es perfecta, pero esconde un destino inexorable: llegará un fin de los días. Mientras se moldean imágenes sutiles y en apariencia, inconexas de la naturaleza, el ritmo va trabajando sobre el lector como la hipnosis, hasta llevarlo a una atmósfera cargada de incógnitas apocalípticas, en donde a través de cataclismos se entrevera una posible redención: recuperar la belleza. Se prepara una tierra virgen para quienes estén dispuestos a la renuncia. Es que no hay lugar seguro en donde resguardarse de lo inevitable; lo único a lo que asirse es al desarraigo. Entonces, ¿qué secreto subyace en los seres vivientes que, llegada su hora, logran celebrar el fin de las cosas / como un animal abierto a la lluvia? Al final de los últimos fulgores como diría Orozco, estas voces que vienen de lo alto nos pronunciarán un último rezo: invocar la pureza y aceptar la impermanencia. Solo resta contemplar lo que se desvanece, igual que se contempla la belleza: como un testigo de fe. Nahili Jarkovsk