Juan Maisonnave
Los juegos compartidos
Santiago Arcos editor

Páginas: 96
Formato:
Peso: 0.136 kgs.
ISBN: 9789871240760

Un médico obsesionado con su paciente sonámbula, dos niños obligados a vivir con la abuela y un par de televisores, la Segunda Guerra Mundial en la mente alucinada de un profesor de historia que pierde la fe, el desalojo inminente desde las entrañas del edificio intrusado, ascenso y caída de un enano de pueblo, la búsqueda del amor perfecto a través del culto al cuerpo y el desorden alimenticio, la adolescencia como un fin de semana opresivo en la quinta, un juego para cinéfilos que termina mal. Bataille decía que el hombre es el animal que trabaja, pero también que sabe cambiar el trabajo por el juego. Lo lúdico, entonces, se opone a lo establecido, a la rutina, es una forma de crecimiento y escape. En los relatos que componen Los juegos compartidos, los participantes / personajes se ven inmersos en atmósferas de extrañamiento o crueldad solapada que no son otra cosa que lo cotidiano sea un ámbito rural o edificios de clase media tensionado por las corrientes subterráneas que todo el tiempo lo recorren silenciosamente: perversión y buenas intenciones, violencia y proyectos fallidos, lazos familiares rancios y amor contaminado. Después de transitar estas zonas inestables donde las reglas conocidas tienden a diluirse, los personajes, como apostadores compulsivos, saldrán modificados de manera irreversible, aunque casi siempre gane la casa.

LOS JUEGOS COMPARTIDOS

$18.200,00
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Un médico obsesionado con su paciente sonámbula, dos niños obligados a vivir con la abuela y un par de televisores, la Segunda Guerra Mundial en la mente alucinada de un profesor de historia que pierde la fe, el desalojo inminente desde las entrañas del edificio intrusado, ascenso y caída de un enano de pueblo, la búsqueda del amor perfecto a través del culto al cuerpo y el desorden alimenticio, la adolescencia como un fin de semana opresivo en la quinta, un juego para cinéfilos que termina mal. Bataille decía que el hombre es el animal que trabaja, pero también que sabe cambiar el trabajo por el juego. Lo lúdico, entonces, se opone a lo establecido, a la rutina, es una forma de crecimiento y escape. En los relatos que componen Los juegos compartidos, los participantes / personajes se ven inmersos en atmósferas de extrañamiento o crueldad solapada que no son otra cosa que lo cotidiano sea un ámbito rural o edificios de clase media tensionado por las corrientes subterráneas que todo el tiempo lo recorren silenciosamente: perversión y buenas intenciones, violencia y proyectos fallidos, lazos familiares rancios y amor contaminado. Después de transitar estas zonas inestables donde las reglas conocidas tienden a diluirse, los personajes, como apostadores compulsivos, saldrán modificados de manera irreversible, aunque casi siempre gane la casa.