Carlos Martín Eguía
Marauquenia
modesto rimba

Páginas: 150
Formato: 15 x 21,5 cm
Peso: 0.22 kgs.
ISBN: 9789877850161

Una horda de vagabundos enchufa su falta de sentido a un centro femenino, la energía los transforma. El medio deshidratado por las crisis nerviosas del capitalismo periférico no era el ambiente para rehacer sus vidas. Macrauquenia, inmersa en un voluminoso vacío, enfrenta la realidad psicótica del neoliberalismo atizando una suerte de sarcasmo poético, su musa se eleva en verscoins que producen felicidad irracional. La Esqueleta, su madre, con una frialdad de entomólogo, descarta constantemente mercancias incapaces de satisfacer el deseo. Así la batería contrahecha avanza por el absurdo, la demencia, hacia su muerte, que es a la vez nacimiento, resurrección revolucionaria. La bestia contrapone una alucinación distinta a la consensuada por el poder, busca desembarcar en una costa extraña, rebosante de glosolalia. Carlos Martín Eguía (Castelli, Buenos Aires, 1964). Desde Ojo de pez y Phylum vulgata, poemas largos de corte nihilista, con los que entró al subterráneo de la escena literaria en los 90, sus textos, en la deriva creativa, no han borrado la impronta de interrogar los presupuestos de lo establecido. Desde la gloriosa Errantia hasta La cueva de anvers, pasando por La plancha de altibajos, Principio activo, Impresiones de un año ingrávido, siguiendo un poco más, llegando a la estación Macrauquenia, sus trabajos invitan a lecturas activas, dispuestas a pensar lo distinto, como dice una de las primeras frases del presente libro: lo disfuncional no es basura.

Marauquenia

$10.990,00
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ISBN: 9789877850161

Una horda de vagabundos enchufa su falta de sentido a un centro femenino, la energía los transforma. El medio deshidratado por las crisis nerviosas del capitalismo periférico no era el ambiente para rehacer sus vidas. Macrauquenia, inmersa en un voluminoso vacío, enfrenta la realidad psicótica del neoliberalismo atizando una suerte de sarcasmo poético, su musa se eleva en verscoins que producen felicidad irracional. La Esqueleta, su madre, con una frialdad de entomólogo, descarta constantemente mercancias incapaces de satisfacer el deseo. Así la batería contrahecha avanza por el absurdo, la demencia, hacia su muerte, que es a la vez nacimiento, resurrección revolucionaria. La bestia contrapone una alucinación distinta a la consensuada por el poder, busca desembarcar en una costa extraña, rebosante de glosolalia. Carlos Martín Eguía (Castelli, Buenos Aires, 1964). Desde Ojo de pez y Phylum vulgata, poemas largos de corte nihilista, con los que entró al subterráneo de la escena literaria en los 90, sus textos, en la deriva creativa, no han borrado la impronta de interrogar los presupuestos de lo establecido. Desde la gloriosa Errantia hasta La cueva de anvers, pasando por La plancha de altibajos, Principio activo, Impresiones de un año ingrávido, siguiendo un poco más, llegando a la estación Macrauquenia, sus trabajos invitan a lecturas activas, dispuestas a pensar lo distinto, como dice una de las primeras frases del presente libro: lo disfuncional no es basura.