Juan Pablo Villalobos
No voy a pedirle a nadie que me crea
Anagrama

Páginas: 288
Formato:
Peso: 0.29 kgs.
ISBN: 9788433906328

La odisea de un hombre normal que se ve envuelto en las peripecias más rocambolescas. Una historia hilarante, cotidiano y surrealista, como la vida misma. Todo empieza con un primo que ya de chico apuntaba maneras de estafa­dor, y que ahora mete al protagonista un mexicano que viaja a Barcelona acompañado de su novia para estudiar literatura, y que además se llama como el autor de la novela en un lío monumental: un «negocio de alto nivel» que convierte su estancia en la ciudad en una especie de novela negra de humor también negro, una de esas que a él le gustaría escribir. Por estas páginas desfila una variopinta fauna de personajes impagables: mafiosos peligrosísimos, una novia que se llama Valentina y que lee Los detectives salvajes y no se entera de nada, una chica llamada Laia cuyo padre es un político corrupto, un okupa italiano que se ha quedado sin perro, un pakistaní que simula vender cerveza para no levantar sospe­chas... Y para complicarlo todo un poco más aparece una segunda Laia, que es mossa desquadra y pelirroja; una perra que se llama Viridiana, una niña que recita versos de Alejandra Pizarnik y hasta la propia madre del protagonista, melodramática, orgullosa y chantajista como en una buena telenovela mexicana. Juan Pablo Villalobos escribe como actuaba Buster Keaton: te arranca la carcajada manteniéndose impávido, sin mover un músculo. En sus an­teriores novelas ya había ido construyendo un mundo propio con per­sonajes entrañables y excéntricos. Y ésta lo consagra como un escritor imprescindible. Villalobos Juan Pablo (México, 1973) ha investigado temas tan dispares como la ergonomía de los retretes, los efectos secundarios de los fármacos contra la disfunción eréctil o la excentricidad en la literatura latinoamericana de la primera mitad del siglo XX. Anagrama ha publicado todas sus novelas, traducidas a más de una docena de idiomas. Fiesta en la madriguera: «Un ataque deliberado y salvaje a las convenciones de la literatura» (Adam Thirl-well); «Basta el laconismo de esta novela para enamorarse de ella» (Der Spiegel); «El efecto paródico acumulativo de esta novela es escalofriantemente poderoso» (Sunday Times); Si viviéramos en un lugar normal: «Corta, brutal y divertida es el triple mandamiento de la novela moderna tal y como la concebía nuestro héroe B. S. Johnson, y el libro de Villalobos cumple la máxima» (Kiko Amat); «La realidad más brutal se vuelve delirante» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «Bebe de las fuentes de Bohumil Hrabal, César Aira, Alfred Jarry y Jorge Ibargüengoitia; es decir, de las fuentes del humor delirante» (Patricio Pron); y Te vendo un perro: «Un profundo sentido del humor, a veces grotesco, otras sutil, surrealista siempre ingenioso» (Iñigo Urrutia, El Diario Vasco); «Una historia condenadamente buena. Tiene el ojo de un novelista para los detalles, el de un pintor para las imágenes y el de un poeta para los giros verbales» (Kirkus Reviews).

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La odisea de un hombre normal que se ve envuelto en las peripecias más rocambolescas. Una historia hilarante, cotidiano y surrealista, como la vida misma. Todo empieza con un primo que ya de chico apuntaba maneras de estafa­dor, y que ahora mete al protagonista un mexicano que viaja a Barcelona acompañado de su novia para estudiar literatura, y que además se llama como el autor de la novela en un lío monumental: un «negocio de alto nivel» que convierte su estancia en la ciudad en una especie de novela negra de humor también negro, una de esas que a él le gustaría escribir. Por estas páginas desfila una variopinta fauna de personajes impagables: mafiosos peligrosísimos, una novia que se llama Valentina y que lee Los detectives salvajes y no se entera de nada, una chica llamada Laia cuyo padre es un político corrupto, un okupa italiano que se ha quedado sin perro, un pakistaní que simula vender cerveza para no levantar sospe­chas... Y para complicarlo todo un poco más aparece una segunda Laia, que es mossa desquadra y pelirroja; una perra que se llama Viridiana, una niña que recita versos de Alejandra Pizarnik y hasta la propia madre del protagonista, melodramática, orgullosa y chantajista como en una buena telenovela mexicana. Juan Pablo Villalobos escribe como actuaba Buster Keaton: te arranca la carcajada manteniéndose impávido, sin mover un músculo. En sus an­teriores novelas ya había ido construyendo un mundo propio con per­sonajes entrañables y excéntricos. Y ésta lo consagra como un escritor imprescindible. Villalobos Juan Pablo (México, 1973) ha investigado temas tan dispares como la ergonomía de los retretes, los efectos secundarios de los fármacos contra la disfunción eréctil o la excentricidad en la literatura latinoamericana de la primera mitad del siglo XX. Anagrama ha publicado todas sus novelas, traducidas a más de una docena de idiomas. Fiesta en la madriguera: «Un ataque deliberado y salvaje a las convenciones de la literatura» (Adam Thirl-well); «Basta el laconismo de esta novela para enamorarse de ella» (Der Spiegel); «El efecto paródico acumulativo de esta novela es escalofriantemente poderoso» (Sunday Times); Si viviéramos en un lugar normal: «Corta, brutal y divertida es el triple mandamiento de la novela moderna tal y como la concebía nuestro héroe B. S. Johnson, y el libro de Villalobos cumple la máxima» (Kiko Amat); «La realidad más brutal se vuelve delirante» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «Bebe de las fuentes de Bohumil Hrabal, César Aira, Alfred Jarry y Jorge Ibargüengoitia; es decir, de las fuentes del humor delirante» (Patricio Pron); y Te vendo un perro: «Un profundo sentido del humor, a veces grotesco, otras sutil, surrealista siempre ingenioso» (Iñigo Urrutia, El Diario Vasco); «Una historia condenadamente buena. Tiene el ojo de un novelista para los detalles, el de un pintor para las imágenes y el de un poeta para los giros verbales» (Kirkus Reviews).