Georges Didi-Huberman
Pueblos expuestos, pueblos figurantes
Manantial

Páginas: 276
Formato: 140 mm x 220 mm
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789875001794

Este libro se interroga sobre la manera en que se representa a los pueblos: cuesti&oacute;n indisolublemente est&eacute;tica y pol&iacute;tica. Hoy los pueblos parecen m&aacute;s expuestos que nunca. Est&aacute;n, en realidad, subexpuestos en la sombra de sus puestas bajo la censura o -con un resultado de invisibilidad equivalente-&nbsp;<em>sobreexpuestos</em> en la luz artificial de sus puestas en espect&aacute;culo. En una palabra, est&aacute;n, como ocurre con demasiada frecuencia, expuestos a desaparecer.</p> <p>Sobre la base de las exigencias planteadas por Walter Benjamin (una historia solo vale si da voz a los &ldquo;sin nombre&rdquo;) o Hannah Arendt (una pol&iacute;tica solo vale si hace surgir aunque sea una &ldquo;parcela de humanidad&rdquo;), se examinan aqu&iacute; las condiciones de una posible representaci&oacute;n de los pueblos. Examen que pasa menos por la historia del retrato de grupo holand&eacute;s y los &ldquo;retratos de tropas&rdquo; totalitarios que por la atenci&oacute;n espec&iacute;fica prestada a los &ldquo;pueblos humildes&rdquo; por los poetas (Villon, Hugo, Baudelaire, por ejemplo); los pintores (Rembrandt, Goya o Gustave Courbet); los fot&oacute;grafos (Walker Evans, August Sander o, un ejemplo contempor&aacute;neo, Philippe Bazin).</p> <p>El cine, por su parte, llama figurantes a los &ldquo;pueblos humildes&rdquo; frente a los cuales obran y se agitan los &ldquo;actores protag&oacute;nicos&rdquo;, las stars, como suele decirse. De all&iacute; que los figurantes encarnen un objetivo crucial, hist&oacute;rico y pol&iacute;tico del cine mismo desde su nacimiento -<em>La salida de los obreros de la f&aacute;brica Lumi&egrave;re-</em>&nbsp; hasta sus elaboraciones modernas en Eisenstein o Rossellini, e incluso mucho m&aacute;s all&aacute;. Un extenso an&aacute;lisis se dedica aqu&iacute; al trabajo de Pier Paolo Pasolini y su manera de recuperar a los &ldquo;pueblos perdidos&rdquo; en sus &ldquo;gestos sobrevivientes&rdquo;, conforme a un proceso que permite esclarecer los an&aacute;lisis de Erich Auerbach (para las formas po&eacute;ticas), Aby Warburg (para las formas visuales) y Ernesto de Martino (para las formas sociales). Sin olvidar algunos ejemplos m&aacute;s contempor&aacute;neos, como el filme del realizador chino Wang Bing titulado, precisamente,<em> El hombre sin nombre.</em></p>

Pueblos expuestos, pueblos figurantes

$19.000,00
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Este libro se interroga sobre la manera en que se representa a los pueblos: cuesti&oacute;n indisolublemente est&eacute;tica y pol&iacute;tica. Hoy los pueblos parecen m&aacute;s expuestos que nunca. Est&aacute;n, en realidad, subexpuestos en la sombra de sus puestas bajo la censura o -con un resultado de invisibilidad equivalente-&nbsp;<em>sobreexpuestos</em> en la luz artificial de sus puestas en espect&aacute;culo. En una palabra, est&aacute;n, como ocurre con demasiada frecuencia, expuestos a desaparecer.</p> <p>Sobre la base de las exigencias planteadas por Walter Benjamin (una historia solo vale si da voz a los &ldquo;sin nombre&rdquo;) o Hannah Arendt (una pol&iacute;tica solo vale si hace surgir aunque sea una &ldquo;parcela de humanidad&rdquo;), se examinan aqu&iacute; las condiciones de una posible representaci&oacute;n de los pueblos. Examen que pasa menos por la historia del retrato de grupo holand&eacute;s y los &ldquo;retratos de tropas&rdquo; totalitarios que por la atenci&oacute;n espec&iacute;fica prestada a los &ldquo;pueblos humildes&rdquo; por los poetas (Villon, Hugo, Baudelaire, por ejemplo); los pintores (Rembrandt, Goya o Gustave Courbet); los fot&oacute;grafos (Walker Evans, August Sander o, un ejemplo contempor&aacute;neo, Philippe Bazin).</p> <p>El cine, por su parte, llama figurantes a los &ldquo;pueblos humildes&rdquo; frente a los cuales obran y se agitan los &ldquo;actores protag&oacute;nicos&rdquo;, las stars, como suele decirse. De all&iacute; que los figurantes encarnen un objetivo crucial, hist&oacute;rico y pol&iacute;tico del cine mismo desde su nacimiento -<em>La salida de los obreros de la f&aacute;brica Lumi&egrave;re-</em>&nbsp; hasta sus elaboraciones modernas en Eisenstein o Rossellini, e incluso mucho m&aacute;s all&aacute;. Un extenso an&aacute;lisis se dedica aqu&iacute; al trabajo de Pier Paolo Pasolini y su manera de recuperar a los &ldquo;pueblos perdidos&rdquo; en sus &ldquo;gestos sobrevivientes&rdquo;, conforme a un proceso que permite esclarecer los an&aacute;lisis de Erich Auerbach (para las formas po&eacute;ticas), Aby Warburg (para las formas visuales) y Ernesto de Martino (para las formas sociales). Sin olvidar algunos ejemplos m&aacute;s contempor&aacute;neos, como el filme del realizador chino Wang Bing titulado, precisamente,<em> El hombre sin nombre.</em></p>