Emiliano Battista
Un catalán en Buenos Aires (1925)
Eudeba

Páginas: 178
Formato:
Peso: 0.289 kgs.
ISBN: 9789502335438

Manuel de Montoliu (1877-1961) arribó a la Argentina en abril de 1925. Este hombre de letras nacido en Cataluña, miembro del Centro de Estudios Históricos de Madrid, formado en Suiza y Alemania había sido designado director del Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires. Aunque su gestión duró apenas seis meses, constituyó un momento clave en el proceso de emergencia y establecimiento de la lingüística como disciplina académica en el país. El giro epistemológico que practicó significó un quiebre respecto de las gestiones de quienes lo precedieron en el cargo: Américo Castro (1923) y Agustín Millares Carló (1924). Mientras estos velaron por la preservación de una perspectiva positivista, la mirada dialectológica de Montoliu contempló las variedades argentinas y/o americanas del español no como meros desvíos censurables de la norma culta castellana, sino como objetos de estudio legítimos y propios de la expresión idiomática de la región. Durante 1925, Montoliu se convirtió en uno de los pioneros de la difusión del idealismo lingüístico en la Argentina, enfoque que luego fue desarrollado por Amado Alonso, aquel que con su prolífica actividad en las décadas de 1930 y 1940 logró ubicar al Instituto en el ápice de la filología hispanoamericana.

Un catalán en Buenos Aires (1925)

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Manuel de Montoliu (1877-1961) arribó a la Argentina en abril de 1925. Este hombre de letras nacido en Cataluña, miembro del Centro de Estudios Históricos de Madrid, formado en Suiza y Alemania había sido designado director del Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires. Aunque su gestión duró apenas seis meses, constituyó un momento clave en el proceso de emergencia y establecimiento de la lingüística como disciplina académica en el país. El giro epistemológico que practicó significó un quiebre respecto de las gestiones de quienes lo precedieron en el cargo: Américo Castro (1923) y Agustín Millares Carló (1924). Mientras estos velaron por la preservación de una perspectiva positivista, la mirada dialectológica de Montoliu contempló las variedades argentinas y/o americanas del español no como meros desvíos censurables de la norma culta castellana, sino como objetos de estudio legítimos y propios de la expresión idiomática de la región. Durante 1925, Montoliu se convirtió en uno de los pioneros de la difusión del idealismo lingüístico en la Argentina, enfoque que luego fue desarrollado por Amado Alonso, aquel que con su prolífica actividad en las décadas de 1930 y 1940 logró ubicar al Instituto en el ápice de la filología hispanoamericana.