Esteban Rodríguez Alzueta, Inahuel Roldás, Jeremías Zapata, Florencia Vallonne, Paula Quirock, Manuel Vázquez, Matías González
Yuta
Malisia

Páginas: 512
Formato: 16 x 23 cm.
Peso: 0.78 kgs.
ISBN: 9789878325408

Uno de los sectores destinatarios de las prácticas policiales abusivas, discriminatorias y violentas son los y las jóvenes residentes en barrios pobres de la gran ciudad. A través de distintas prácticas, con distintos niveles de rutinización, formales e informales, muchas veces naturalizadas entre sus destinatarios y propiciadores, se vulneran derechos fundamentales: el derecho a la identidad, a circular libremente, a expresarse, divertirse, pero también el derecho a la inocencia, a un juicio justo. No solo se les van despojando las referencias jurídicas para que puedan hacer valer sus derechos, sino que se los sobrecriminalizan cuando se certifican los estigmas que cargan en la sociedad. No hay olfato policial sin olfato social, es decir, las policías no operan en el vacío sino en un ambiente social de hostigamiento generalizado, que le agrega legitimidad al hostigamiento policial. A través del hostigamiento las policías contribuyen no sólo a identificar negativamente a estos jóvenes sino que, en algunos casos, perfilan trayectorias biográficas transgresoras. Esto es, gran parte de las transgresiones juveniles se explican también en el hostigamiento policial, lo que los jóvenes suelen llamar verdugueo. El hostigamiento empuja a muchos jóvenes hacia una cultura de la dureza hecha de vandalismos y transgresiones menores que terminan reproduciendo malentendidos entre las diferentes generaciones en sus barrios, en las escuelas, con otros grupos de pares. Pero a través del hostigamiento, las policías ejercen un castigo anticipado. Con este libro queremos proponer una mirada más compleja no solo de las policías sino de sus prácticas. Tratar de leerlas sin quedar cautivos de la retórica de los derechos humanos que, cuando abordan la violencia con la lógica víctima-victimario, pierden de vista lógicas y dinámicas de una práctica relacional y situada, organizada según determinados ritos con criterios distintos que fueron elaborando individual o colectivamente para orientarse en ellas. Pero al mismo tiempo, al reponer el carácter relacional de la violencia, queremos devolverles la capacidad de agencia a los jóvenes, para entender hasta que punto esas mismas resistencias, algunas veces, recrean las condiciones para la violencia policial. AUTORES ESTEBAN RODRÍGUEZ AZUJETE INAHUEL ROLDÁS JEREMIAS ZAPATA FLORENCIA VALLONNE PAULA QUIROCK MANUEL VÁZQUEZ MATIAS GONZÁLEZ

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Esteban Rodríguez Alzueta, Inahuel Roldás, Jeremías Zapata, Florencia Vallonne, Paula Quirock, Manuel Vázquez, Matías González
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Uno de los sectores destinatarios de las prácticas policiales abusivas, discriminatorias y violentas son los y las jóvenes residentes en barrios pobres de la gran ciudad. A través de distintas prácticas, con distintos niveles de rutinización, formales e informales, muchas veces naturalizadas entre sus destinatarios y propiciadores, se vulneran derechos fundamentales: el derecho a la identidad, a circular libremente, a expresarse, divertirse, pero también el derecho a la inocencia, a un juicio justo. No solo se les van despojando las referencias jurídicas para que puedan hacer valer sus derechos, sino que se los sobrecriminalizan cuando se certifican los estigmas que cargan en la sociedad. No hay olfato policial sin olfato social, es decir, las policías no operan en el vacío sino en un ambiente social de hostigamiento generalizado, que le agrega legitimidad al hostigamiento policial. A través del hostigamiento las policías contribuyen no sólo a identificar negativamente a estos jóvenes sino que, en algunos casos, perfilan trayectorias biográficas transgresoras. Esto es, gran parte de las transgresiones juveniles se explican también en el hostigamiento policial, lo que los jóvenes suelen llamar verdugueo. El hostigamiento empuja a muchos jóvenes hacia una cultura de la dureza hecha de vandalismos y transgresiones menores que terminan reproduciendo malentendidos entre las diferentes generaciones en sus barrios, en las escuelas, con otros grupos de pares. Pero a través del hostigamiento, las policías ejercen un castigo anticipado. Con este libro queremos proponer una mirada más compleja no solo de las policías sino de sus prácticas. Tratar de leerlas sin quedar cautivos de la retórica de los derechos humanos que, cuando abordan la violencia con la lógica víctima-victimario, pierden de vista lógicas y dinámicas de una práctica relacional y situada, organizada según determinados ritos con criterios distintos que fueron elaborando individual o colectivamente para orientarse en ellas. Pero al mismo tiempo, al reponer el carácter relacional de la violencia, queremos devolverles la capacidad de agencia a los jóvenes, para entender hasta que punto esas mismas resistencias, algunas veces, recrean las condiciones para la violencia policial. AUTORES ESTEBAN RODRÍGUEZ AZUJETE INAHUEL ROLDÁS JEREMIAS ZAPATA FLORENCIA VALLONNE PAULA QUIROCK MANUEL VÁZQUEZ MATIAS GONZÁLEZ