Salomé Wochocolosky
Zambullida
Paisanita editora

Páginas: 96
Formato:
Peso: 0.145 kgs.
ISBN: 9789878285153

En los dieciséis relatos en primera persona de Zambullida, la voz de Salomé Wocholosky sumerge a quien lee en la construcción de una subjetividad que si bien se desentraña a medida que la narración avanza, también desde el comienzo se explícita, se desnuda, se deja ver. El procedimiento, que sigue la corriente aparente de la oralidad, arma en cada historia un puente entre la palabra y su fondo emocional. No frías conceptualizaciones, no análisis ni abstracciones, nada de esas zonas muertas que distancian. La frescura conjugada con la reflexión, la ternura extraída de la misma fuente del desamparo, el humor, el sentimiento de inadecuación, y la disidencia política -gordx, lgtbi, de género- se revelan como consecuencias de una lúcida sensibilidad, a veces descarnada: Vi en sus ojos lo que llevaban los míos, eso que después y ya antes había sentido, que se notó e intenté tapar: desprecio. Despreciándola me despreciaba. Efecto de interpelación y belleza produce la lectura de Zambullida, libro que también puede ser un dinámico anecdotario, un punteo de sucesos biográficos transformados por la ficción. Si un hilo cose todos los retazos con los que Wocholosky compone esta estampa conmovedora es el de la falta original: Una sed de amor, como se titula el último relato. Pero leer a Salomé puede sin embargo desconcentrarnos del dolor, por el rato que estamos frente a estás páginas dejarnos imbuir por el alivio de una literatura que batalla contra la dureza del mundo.

Zambullida

$22.500,00
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En los dieciséis relatos en primera persona de Zambullida, la voz de Salomé Wocholosky sumerge a quien lee en la construcción de una subjetividad que si bien se desentraña a medida que la narración avanza, también desde el comienzo se explícita, se desnuda, se deja ver. El procedimiento, que sigue la corriente aparente de la oralidad, arma en cada historia un puente entre la palabra y su fondo emocional. No frías conceptualizaciones, no análisis ni abstracciones, nada de esas zonas muertas que distancian. La frescura conjugada con la reflexión, la ternura extraída de la misma fuente del desamparo, el humor, el sentimiento de inadecuación, y la disidencia política -gordx, lgtbi, de género- se revelan como consecuencias de una lúcida sensibilidad, a veces descarnada: Vi en sus ojos lo que llevaban los míos, eso que después y ya antes había sentido, que se notó e intenté tapar: desprecio. Despreciándola me despreciaba. Efecto de interpelación y belleza produce la lectura de Zambullida, libro que también puede ser un dinámico anecdotario, un punteo de sucesos biográficos transformados por la ficción. Si un hilo cose todos los retazos con los que Wocholosky compone esta estampa conmovedora es el de la falta original: Una sed de amor, como se titula el último relato. Pero leer a Salomé puede sin embargo desconcentrarnos del dolor, por el rato que estamos frente a estás páginas dejarnos imbuir por el alivio de una literatura que batalla contra la dureza del mundo.