Suso Mourelo
Hiroshige y los caminos de Japón
Quaterni

Páginas: 160
Formato:
Peso: 0.26 kgs.
ISBN: 9788412477672

Durante los dos siglos y medio que duró el periodo Edo (1603-1868), Japón permaneció prácticamente cerrado al exterior; sin embargo, lejos de estancarse, el país se desplegó gracias a la meticulosa red de rutasTkaid, Kisokaid, Nikk, Ksh y shque el shogunato diseñó para controlar el flujo de peregrinos, comerciantes y daimy. Estas calzadas, jalonadas de estaciones de posta, puentes, puertos y estrictos reglamentos de viaje, son el escenario fundamental de Hiroshige y los caminos de Japón . Suso Mourelo nos invita a recorrerlas de la mano de Utagawa Hiroshige (1797-1858), último gran maestro del ukiyo-e y cronista visual de aquel sistema viario. A través de las estampas de sus series Cincuenta y tres estaciones del Tkaid y Sesenta y nueve estaciones del Kisokaid el autor reconstruye la geografía física y humana del Japón de los shogunes, justo en vísperas de la Restauración Meiji. Cada capítulo combina la biografía del artista con la descripción de un tramo de camino: qué mercancías circulaban, qué impuestos se cobraban, cómo funcionaban las posadas y de qué manera el paisajelluvias repentinas, nevadas, brumasse convierte en protagonista pictórico . El libro detalla también la ingeniería social que subyacía a aquellas rutas. Los grabados de Hiroshige no sólo son paisajes armónicos; permiten leer la jerarquía de los viajeros (samuráis, campesinos, artistas itinerantes), la vigilancia a la que estaban sometidos y hasta los primeros indicios de movilidad turística. Mourelo los comenta con voz de cronista actual, relacionando formas de viajar del siglo XIX con la experiencia contemporánea del shinkansen o la fotografía de Instagram, y mostrando cómo la mirada japonesa sobre el camino ha modelado la estética universal del viaje. A todo color y en gran formato (155 × 230 mm), la obra reproduce más de un centenar de xilografías, mapas antiguos y fotografías tomadas por el propio autor mientras rastreaba los vestigios de las estaciones de posta. El resultado es un híbrido entre ensayo historiográfico, guía cultural y relato de aventuras160 páginas que condensan arte, geografía e historia en una lectura tan visual como rigurosa . Moureloperiodista madrileño especializado en Asia, residente intermitente en Japón desde 2016aporta además glosas sobre gastronomía de ruta, religiosidad popular y ecos literarios (de Oku no hosomichi de Bash a la novela Musashi) que enriquecen la comprensión del universo que Hiroshige inmortalizó . Claves para entender su importancia Arte y viaje en un solo volumen La obra fusiona historia del arte y crónica de caminos: cada estampa de Hiroshige se lee a la vez como pieza estética y como documento etnográfico de la vida en ruta durante el periodo Edo. Ideal para amantes del ukiyo-e y para viajeros curiosos. Redescubre el sistema circulatorio del Japón feudal Al explicar cómo las calzadas impulsaron comercio, cultura y control político, el libro ofrece claves para entender la modernización acelerada que estallaría con la apertura Meiji. Edición ilustrada a todo color El formato 15,5 × 23 cm, la reproducción cuidada de los grabados y las leyendas explicativas convierten el ejemplar en objeto de coleccionista y en recurso didáctico para cursos de arte oriental. Puente entre épocas y tecnologías Mourelo compara los ritmos de viaje de los peregrinos con la movilidad contemporánea, mostrando continuidades culturalespagar un sello para el pasaporte de templo o recopilar gshuin no dista tanto de fotografiarse en cada estación del shinkansen. Complemento perfecto de El Japón de Hokusai El autor cierra así un díptico sobre los dos grandes maestros del grabado, ofreciendo una visión panorámica del Japón premoderno a través de su arte visual más influyente. Accesible y documentado Notas, cronología, glosario de términos y bibliografía básica permiten que tanto especialistas como lectores generales se adentren sin perderse en tecnicismos. En conjunto, Hiroshige y los caminos de Japón actúa como ventana privilegiada a un país que, aun aislado, supo tejer caminos fértiles; y recuerda que toda gran obra de arte es también un mapauna forma de recorrer y comprender el mundo.

Hiroshige y los caminos de Japón

$54.987,00
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Durante los dos siglos y medio que duró el periodo Edo (1603-1868), Japón permaneció prácticamente cerrado al exterior; sin embargo, lejos de estancarse, el país se desplegó gracias a la meticulosa red de rutasTkaid, Kisokaid, Nikk, Ksh y shque el shogunato diseñó para controlar el flujo de peregrinos, comerciantes y daimy. Estas calzadas, jalonadas de estaciones de posta, puentes, puertos y estrictos reglamentos de viaje, son el escenario fundamental de Hiroshige y los caminos de Japón . Suso Mourelo nos invita a recorrerlas de la mano de Utagawa Hiroshige (1797-1858), último gran maestro del ukiyo-e y cronista visual de aquel sistema viario. A través de las estampas de sus series Cincuenta y tres estaciones del Tkaid y Sesenta y nueve estaciones del Kisokaid el autor reconstruye la geografía física y humana del Japón de los shogunes, justo en vísperas de la Restauración Meiji. Cada capítulo combina la biografía del artista con la descripción de un tramo de camino: qué mercancías circulaban, qué impuestos se cobraban, cómo funcionaban las posadas y de qué manera el paisajelluvias repentinas, nevadas, brumasse convierte en protagonista pictórico . El libro detalla también la ingeniería social que subyacía a aquellas rutas. Los grabados de Hiroshige no sólo son paisajes armónicos; permiten leer la jerarquía de los viajeros (samuráis, campesinos, artistas itinerantes), la vigilancia a la que estaban sometidos y hasta los primeros indicios de movilidad turística. Mourelo los comenta con voz de cronista actual, relacionando formas de viajar del siglo XIX con la experiencia contemporánea del shinkansen o la fotografía de Instagram, y mostrando cómo la mirada japonesa sobre el camino ha modelado la estética universal del viaje. A todo color y en gran formato (155 × 230 mm), la obra reproduce más de un centenar de xilografías, mapas antiguos y fotografías tomadas por el propio autor mientras rastreaba los vestigios de las estaciones de posta. El resultado es un híbrido entre ensayo historiográfico, guía cultural y relato de aventuras160 páginas que condensan arte, geografía e historia en una lectura tan visual como rigurosa . Moureloperiodista madrileño especializado en Asia, residente intermitente en Japón desde 2016aporta además glosas sobre gastronomía de ruta, religiosidad popular y ecos literarios (de Oku no hosomichi de Bash a la novela Musashi) que enriquecen la comprensión del universo que Hiroshige inmortalizó . Claves para entender su importancia Arte y viaje en un solo volumen La obra fusiona historia del arte y crónica de caminos: cada estampa de Hiroshige se lee a la vez como pieza estética y como documento etnográfico de la vida en ruta durante el periodo Edo. Ideal para amantes del ukiyo-e y para viajeros curiosos. Redescubre el sistema circulatorio del Japón feudal Al explicar cómo las calzadas impulsaron comercio, cultura y control político, el libro ofrece claves para entender la modernización acelerada que estallaría con la apertura Meiji. Edición ilustrada a todo color El formato 15,5 × 23 cm, la reproducción cuidada de los grabados y las leyendas explicativas convierten el ejemplar en objeto de coleccionista y en recurso didáctico para cursos de arte oriental. Puente entre épocas y tecnologías Mourelo compara los ritmos de viaje de los peregrinos con la movilidad contemporánea, mostrando continuidades culturalespagar un sello para el pasaporte de templo o recopilar gshuin no dista tanto de fotografiarse en cada estación del shinkansen. Complemento perfecto de El Japón de Hokusai El autor cierra así un díptico sobre los dos grandes maestros del grabado, ofreciendo una visión panorámica del Japón premoderno a través de su arte visual más influyente. Accesible y documentado Notas, cronología, glosario de términos y bibliografía básica permiten que tanto especialistas como lectores generales se adentren sin perderse en tecnicismos. En conjunto, Hiroshige y los caminos de Japón actúa como ventana privilegiada a un país que, aun aislado, supo tejer caminos fértiles; y recuerda que toda gran obra de arte es también un mapauna forma de recorrer y comprender el mundo.