Immanuel Kant , Eduardo García Belsunce
Idea de una historia universal
Prometeo editorial

Páginas: 112
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 978987-574-219-2

Las raíces de la comprensión de la historia se hallarán, según Kant, por medio de un método analógico, que consiste en admitir en los sucesos del pasado una finalidad, un propósito semejante al que impera en el reino de la naturaleza. Debemos observar la historia como si en ella existieran leyes, que no son objetivas, pero que ordenan el curso de los acontecimientos. Detrás de estas leyes, invisibles para nosotros, se halla un fundamento moral: la aspiración a buscar el "bien supremo". Kant concibe el destino histórico del hombre como una tarea que consistirá en buscar por el camino de la razón un ordenamiento del mundo que esté de acuerdo con los postulados a priori de la moral. Esta concepción teleológica del proceso histórico debe concordar con un plan de la naturaleza, que en el mundo empírico no puede ser más que un marco dentro del cual el hombre se sigue comportando como un ser "libre y autónomo" que responde a los principios de su voluntad racional. Únicamente esos principios son los que pueden encauzar las pasiones naturales del hombre.

Idea de una historia universal

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Immanuel Kant , Eduardo García Belsunce
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Las raíces de la comprensión de la historia se hallarán, según Kant, por medio de un método analógico, que consiste en admitir en los sucesos del pasado una finalidad, un propósito semejante al que impera en el reino de la naturaleza. Debemos observar la historia como si en ella existieran leyes, que no son objetivas, pero que ordenan el curso de los acontecimientos. Detrás de estas leyes, invisibles para nosotros, se halla un fundamento moral: la aspiración a buscar el "bien supremo". Kant concibe el destino histórico del hombre como una tarea que consistirá en buscar por el camino de la razón un ordenamiento del mundo que esté de acuerdo con los postulados a priori de la moral. Esta concepción teleológica del proceso histórico debe concordar con un plan de la naturaleza, que en el mundo empírico no puede ser más que un marco dentro del cual el hombre se sigue comportando como un ser "libre y autónomo" que responde a los principios de su voluntad racional. Únicamente esos principios son los que pueden encauzar las pasiones naturales del hombre.