Carlos Alonso
Mal de amores
Ediciones Maestras

Páginas:
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789877838442

Genitales (del latín, genitális). Órganos sexuales externos: clítoris, vagina, mama, pene, ano. Órganos sexuales internos. Útero (del latín, utérus): órgano muscular donde se desarrolla el feto hasta el parto. Ovarios (del latín, ovum, huevo): órgano sexual femenino en el que se forman los óvulos y se producen diversas hormonas. Testículos (del latín, testicülus): glándulas sexuales masculinas que segregan los espermatozoides. A lo largo de la historia, el sexo se vinculó de manera dialéctica con la cultura. Todos los actos de la humanidad son sexuados, desde los individuales y los de pareja, hasta los colectivos; desde el nacimiento hasta la muerte. 1 ,i sexualidad os ('I motor de la Insto na Adán v I va desaliaron al poder, mmpie ron oí orden impuesto v dieron continuidad a la especie, l11 mxo tiene poder y ol poder tiene sexo Como partí' del poder, las religio nos son eonu ai ia ? a la desnude/, priorizan la reproducción N la eulpa por sobre el goce y el placer. En algunos países, aun hoy, se realiza por razones religiosas la ablación del clítoris, la mutilación genital femenina. El periodo femenino, con su sangrado mensual, introdujo el concepto del tiempo v, con el, los calendarios de la humanidad. Cuando el hombre dejó de ser nómade, so plantearon los tiempos de siembra y de cosecha. El hombre ha utilizado su cuerpo de manera libre y libertaria. El Karna Sutra, el primer registro bibliográfico de la sexualidad, data del año 300. En él se abordan las relacio^ nes, el placer, lo pecaminoso y la espiritualidad. En nuestra cultura se ocultan los geni tales, instrumentos del placer. La desnudez transcurrió a través del tiempo por caminos paralelos en la ciencia y en el arte. Podei íefle jar o estudiar los órganos genitales confor ma una historia de clandestinidad y her cjía. La ciencia encuentra las mejores descripciones anatómicas en los dibujos artísticos de Leonardo da Vinci a finales de siglo xv El arte, que involucraba los genitales de manera explícita y conmovedora, padeció la discriminación y la censura. En 1866, Gustave Courbet pintó El origen del mundo, cuadro que estuvo oculto gran parte de su historia. Ingresó al Museo de Orsay de París recién en 1995. Su último propietario fue el psicoanalista Jacques Lacan, que también ocultó poseerlo. La pintura es la franqueza y el atrevimiento de mostrar de manera realista la vulva. Su derrotero fue una metáfora de la expresión de la desnudez femenina por esos años. En 2017 la red social Facebook volvió a censurarla. Más acá en la geografía, el 25 de octubre de 1940, las estatuas desnudas de la ciudad de Córdoba, Argentina, amanecieron vestidas con telas de colores. Encabezados por Deodoro Roca, protagonista de la revolucionaria Reforma Universitaria de 1918, un grupo de amigos del artista Ernesto Soneira tomaron esa iniciativa tras la censura a una muestra de pinturas con desnudos. El 17 ele febrero de 192.?', en Puerto San Julián, Santa Cruz (¡cuántos santos nos nombran!), cinco mujeres del prostíbulo La Catalana se negaron a ofrecer sus servicios a los soldados enviados a reprimir y fusilar a los trabajadores en huelga. En la Patago nia trágica, las dignas putas pagaron cara la resistencia. El poder represor se ensañó por igual con los trabajadores libertarios y con las trabajadoras meretrices. Hoy en nuestro país, se comete un femicidio diario. Las marchas callejeras bajo la consigna «Ni una menos» expresan con radicalidad democrática el masivo repudio contra el fascismo machista. Las mujeres siguen poniendo el cuerpo. La lucha por los derechos sexuales lleva milenios sobre la faz de la Tierra y se libra también en el lenguaje: el pene, el dito ris, la vagina, las mamas y el ano Tienen más registros y sinónimos que ningún otro órgano del cuerpo humano. La comunicación plural y polisémica de lo prohibido, lo innombrable, lo que incomoda al poder, refleja de manera extraordinaria la diversidad de la sexualidad humana y su potencia expresiva. Como especie somos heterosexuales, homosexuales, bisexuales, transexuales, y los infinitos matices entre ellos. En las últimas décadas, los avances científicos permitieron modificar la biología heredada en función del deseo sexual, liberándolo del mandato anatómico. El sexo es libertad y la libertad es sexo. mico. El sexo es libertad y la libertad es sexo. En un pasaje de la película Todo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar, una travesti a la que llaman Agrado, porque siempre les hace la vida agradable a los demás, sube al escenario del teatro para anunciar que se suspendió la función e invita a quedarse a los que deseen escuchar su historia de vida. Su monólogo comienza así: «Soy muy auténtica». Luego describe las cirugías que realizaron sobre su cuerpo y el dinero que le costaron: el rasgado de ojos y la plástica de nariz; los implantes de mamas; las siliconas en labios, pómulos, caderas y nalgas; la limadura de mandíbula y la depilación definitiva. Confiesa lo caro que es ser auténtica, aunque lo vale: «Soy más auténtica cuanto más me parezco a lo que he soñado de mí misma». Agrado se liberó de su anatomía, hizo de su cuerpo una escultura lo más parecida a su deseo, a su elección de cómo quería verse y cómo quería ser. La sexualidad atraviesa todos los órganos de la anatomía humana y también a toda la sociedad. Impregna nuestros actos con la fuerza y la potencia de un poder revolucionario. El poder del deseo reside en el poder sexual: para la vejación, la violación, la pederastía, o para la igualdad, la libertad y la fraternidad. La sexualidad comparte con la política su esencia revolucionaria. El sexo es político y la política es sexual. Estas, y miles de historias más a lo largo de miles de años, ejemplifican los cruces entre la sexualidad y el poder, entre la libertad y la represión. En la obra de Carlos Alonso predomina el desnudo femenino, erótico, libre y rebelde; el erotismo de la sexualidad y el compromiso social de la política. En la década del setenta pintó las series que comer, El ganado y lo perdido, Mal de amores y Manos anónimas. En sus cuadros el cuerpo humano se transforma en un puñado de órganos o en una res descuartizada. En Mal de amores se repite una misma imagen. Una pareja es llevada en una camilla por dos enfermeros brutales, mientras tanto, ellos siguen amándose. Sin duda una imagen perturbadora. ¿Viven ajenos a lo que ocurre? ¿Un último acto desesperado? ¿El amor vital frente a la enfermedad y la muerte? ¿El sexo encarnando una bandera libertaria? ¿Bien de amores? La serigrafía que cierra el fascículo sugiere otras lecturas. Un enfermero levanta su dedo inquisidor repudiando, reprimiendo, la desnudez femenina. Esta obra evoca y dialoga con la pintura de Courbet. La mujer, en tanto símbolo del deseo, es un actor revolucionario. Una metáfora de la persistencia del amor y de su poder transformador. El arte de Alonso deja un testimonio contra el terrorismo de Estado en la Argentina y crea una anatomía sexuada que se muestra visceral, honesta, impúdica, conmovedora y tierna. Dibujos, instalaciones, collages y pinturas: de amor y dolor, censura y exilio, desnudez y poder, muerte y vida. Así como el sexo se escribe con la piel del otro, las pinturas se completan con los ojos del otro. Y en el preciso instante del orgasmo, no hay palabras. Sean eternos los pinceles. C.A.

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Genitales (del latín, genitális). Órganos sexuales externos: clítoris, vagina, mama, pene, ano. Órganos sexuales internos. Útero (del latín, utérus): órgano muscular donde se desarrolla el feto hasta el parto. Ovarios (del latín, ovum, huevo): órgano sexual femenino en el que se forman los óvulos y se producen diversas hormonas. Testículos (del latín, testicülus): glándulas sexuales masculinas que segregan los espermatozoides. A lo largo de la historia, el sexo se vinculó de manera dialéctica con la cultura. Todos los actos de la humanidad son sexuados, desde los individuales y los de pareja, hasta los colectivos; desde el nacimiento hasta la muerte. 1 ,i sexualidad os ('I motor de la Insto na Adán v I va desaliaron al poder, mmpie ron oí orden impuesto v dieron continuidad a la especie, l11 mxo tiene poder y ol poder tiene sexo Como partí' del poder, las religio nos son eonu ai ia ? a la desnude/, priorizan la reproducción N la eulpa por sobre el goce y el placer. En algunos países, aun hoy, se realiza por razones religiosas la ablación del clítoris, la mutilación genital femenina. El periodo femenino, con su sangrado mensual, introdujo el concepto del tiempo v, con el, los calendarios de la humanidad. Cuando el hombre dejó de ser nómade, so plantearon los tiempos de siembra y de cosecha. El hombre ha utilizado su cuerpo de manera libre y libertaria. El Karna Sutra, el primer registro bibliográfico de la sexualidad, data del año 300. En él se abordan las relacio^ nes, el placer, lo pecaminoso y la espiritualidad. En nuestra cultura se ocultan los geni tales, instrumentos del placer. La desnudez transcurrió a través del tiempo por caminos paralelos en la ciencia y en el arte. Podei íefle jar o estudiar los órganos genitales confor ma una historia de clandestinidad y her cjía. La ciencia encuentra las mejores descripciones anatómicas en los dibujos artísticos de Leonardo da Vinci a finales de siglo xv El arte, que involucraba los genitales de manera explícita y conmovedora, padeció la discriminación y la censura. En 1866, Gustave Courbet pintó El origen del mundo, cuadro que estuvo oculto gran parte de su historia. Ingresó al Museo de Orsay de París recién en 1995. Su último propietario fue el psicoanalista Jacques Lacan, que también ocultó poseerlo. La pintura es la franqueza y el atrevimiento de mostrar de manera realista la vulva. Su derrotero fue una metáfora de la expresión de la desnudez femenina por esos años. En 2017 la red social Facebook volvió a censurarla. Más acá en la geografía, el 25 de octubre de 1940, las estatuas desnudas de la ciudad de Córdoba, Argentina, amanecieron vestidas con telas de colores. Encabezados por Deodoro Roca, protagonista de la revolucionaria Reforma Universitaria de 1918, un grupo de amigos del artista Ernesto Soneira tomaron esa iniciativa tras la censura a una muestra de pinturas con desnudos. El 17 ele febrero de 192.?', en Puerto San Julián, Santa Cruz (¡cuántos santos nos nombran!), cinco mujeres del prostíbulo La Catalana se negaron a ofrecer sus servicios a los soldados enviados a reprimir y fusilar a los trabajadores en huelga. En la Patago nia trágica, las dignas putas pagaron cara la resistencia. El poder represor se ensañó por igual con los trabajadores libertarios y con las trabajadoras meretrices. Hoy en nuestro país, se comete un femicidio diario. Las marchas callejeras bajo la consigna «Ni una menos» expresan con radicalidad democrática el masivo repudio contra el fascismo machista. Las mujeres siguen poniendo el cuerpo. La lucha por los derechos sexuales lleva milenios sobre la faz de la Tierra y se libra también en el lenguaje: el pene, el dito ris, la vagina, las mamas y el ano Tienen más registros y sinónimos que ningún otro órgano del cuerpo humano. La comunicación plural y polisémica de lo prohibido, lo innombrable, lo que incomoda al poder, refleja de manera extraordinaria la diversidad de la sexualidad humana y su potencia expresiva. Como especie somos heterosexuales, homosexuales, bisexuales, transexuales, y los infinitos matices entre ellos. En las últimas décadas, los avances científicos permitieron modificar la biología heredada en función del deseo sexual, liberándolo del mandato anatómico. El sexo es libertad y la libertad es sexo. mico. El sexo es libertad y la libertad es sexo. En un pasaje de la película Todo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar, una travesti a la que llaman Agrado, porque siempre les hace la vida agradable a los demás, sube al escenario del teatro para anunciar que se suspendió la función e invita a quedarse a los que deseen escuchar su historia de vida. Su monólogo comienza así: «Soy muy auténtica». Luego describe las cirugías que realizaron sobre su cuerpo y el dinero que le costaron: el rasgado de ojos y la plástica de nariz; los implantes de mamas; las siliconas en labios, pómulos, caderas y nalgas; la limadura de mandíbula y la depilación definitiva. Confiesa lo caro que es ser auténtica, aunque lo vale: «Soy más auténtica cuanto más me parezco a lo que he soñado de mí misma». Agrado se liberó de su anatomía, hizo de su cuerpo una escultura lo más parecida a su deseo, a su elección de cómo quería verse y cómo quería ser. La sexualidad atraviesa todos los órganos de la anatomía humana y también a toda la sociedad. Impregna nuestros actos con la fuerza y la potencia de un poder revolucionario. El poder del deseo reside en el poder sexual: para la vejación, la violación, la pederastía, o para la igualdad, la libertad y la fraternidad. La sexualidad comparte con la política su esencia revolucionaria. El sexo es político y la política es sexual. Estas, y miles de historias más a lo largo de miles de años, ejemplifican los cruces entre la sexualidad y el poder, entre la libertad y la represión. En la obra de Carlos Alonso predomina el desnudo femenino, erótico, libre y rebelde; el erotismo de la sexualidad y el compromiso social de la política. En la década del setenta pintó las series que comer, El ganado y lo perdido, Mal de amores y Manos anónimas. En sus cuadros el cuerpo humano se transforma en un puñado de órganos o en una res descuartizada. En Mal de amores se repite una misma imagen. Una pareja es llevada en una camilla por dos enfermeros brutales, mientras tanto, ellos siguen amándose. Sin duda una imagen perturbadora. ¿Viven ajenos a lo que ocurre? ¿Un último acto desesperado? ¿El amor vital frente a la enfermedad y la muerte? ¿El sexo encarnando una bandera libertaria? ¿Bien de amores? La serigrafía que cierra el fascículo sugiere otras lecturas. Un enfermero levanta su dedo inquisidor repudiando, reprimiendo, la desnudez femenina. Esta obra evoca y dialoga con la pintura de Courbet. La mujer, en tanto símbolo del deseo, es un actor revolucionario. Una metáfora de la persistencia del amor y de su poder transformador. El arte de Alonso deja un testimonio contra el terrorismo de Estado en la Argentina y crea una anatomía sexuada que se muestra visceral, honesta, impúdica, conmovedora y tierna. Dibujos, instalaciones, collages y pinturas: de amor y dolor, censura y exilio, desnudez y poder, muerte y vida. Así como el sexo se escribe con la piel del otro, las pinturas se completan con los ojos del otro. Y en el preciso instante del orgasmo, no hay palabras. Sean eternos los pinceles. C.A.