CHRISTOPHE BIDENT
RECONOCIMIENTOS.ANTELME,BLANCHOT,DELEUZA
ARENA

Páginas:
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9788495897435

Nunca se ha acabado de reconocer. Las lecturas y las relecturas sirven para comprobarlo: a años de separación, del mismo libro, del mismo cuadro, se alzan otros signos, otras incidencias, a veces también las mismas, esas que se creían desparecidas, tabicadas, sustraídas. La decisiva fuerza del reconocimiento supone también que de él, o en él, no se concede nada definitivamente. [...] Imposible reconocer sin la sensación impávida y alterada de ser mortal: sin la experiencia no experimentada ni la amenaza no resuelta de la muerte. También sucede que repentinamente una situación se desmarque de cualquier semejanza. Toca el corazón, el nudo, el hilo más precioso del poder de persistencia, de mantenimiento en vida, de su aptitud para la generación. Reconocer supone entonces un brinco a lo insensato, el abandono del Sí mismo, el desellado de cualquier figura subjetiva y de cualquier creencia personal: humildad y sufrimiento, plasticidad y seguridad, olvido y goce, habla y acción. Christophe Bident Reconocer: predicación flotante, inexpugnable, evasiva. Ella decide los destinos singulares (se reconoce a un niño, se reconoce a un muerto), los destinos colectivos (se reconoce un Estado, una lengua, una comunidad, un pueblo, una nación) las relaciones éticas (se reconoce un acto, una deuda, un error, un crimen), los umbrales jurídicos (se reconoce un derecho, un soberano, un sujeto) los acontecimientos metafísicos (se reconoce un dios, una verdad). ¿Qué es ese se del reconocimiento, eso indefinido que parece preexistir tanto a la relación como al sujeto definido que realiza tal reconocimiento y al objeto que lo recibe? ¿Qué misterio rodea el acto de reconocer?, ¿y por qué se plantea hoy más que nunca esta cuestión? ¿Cómo puede llegar a ejercerse una mínima necesidad de reconocimiento? ¿Qué movimiento secreto arrastra al arte y la literatura para dar una resonancia distinta a estas preguntas? En su recorrido por el movimiento infinito del reconocimiento este libro cruza las obras de Maurice Blanchot, Robert Antelme y Gilles Deleuze. Blanchot, porque explora nuestro deseo de reconocimiento siempre decepcionado, nunca alcanzado, que obra en toda literatura; Antelme, porque la experiencia de los campos le hizo un día no reconocible ante los ojos de sus más allegados y que convirtió en la materia del texto más celebre acerca del tema de «la especie humana»; Deleuze, finalmente, porque explora la vía gozosa, inaprehensible, de toda obra de reconocimiento en el pensamiento humano. Estos tres autores nunca, hasta hoy, habían estado asociados en un mismo texto crítico.

RECONOCIMIENTOS.ANTELME,BLANCHOT,DELEUZA

$28.416,00
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Nunca se ha acabado de reconocer. Las lecturas y las relecturas sirven para comprobarlo: a años de separación, del mismo libro, del mismo cuadro, se alzan otros signos, otras incidencias, a veces también las mismas, esas que se creían desparecidas, tabicadas, sustraídas. La decisiva fuerza del reconocimiento supone también que de él, o en él, no se concede nada definitivamente. [...] Imposible reconocer sin la sensación impávida y alterada de ser mortal: sin la experiencia no experimentada ni la amenaza no resuelta de la muerte. También sucede que repentinamente una situación se desmarque de cualquier semejanza. Toca el corazón, el nudo, el hilo más precioso del poder de persistencia, de mantenimiento en vida, de su aptitud para la generación. Reconocer supone entonces un brinco a lo insensato, el abandono del Sí mismo, el desellado de cualquier figura subjetiva y de cualquier creencia personal: humildad y sufrimiento, plasticidad y seguridad, olvido y goce, habla y acción. Christophe Bident Reconocer: predicación flotante, inexpugnable, evasiva. Ella decide los destinos singulares (se reconoce a un niño, se reconoce a un muerto), los destinos colectivos (se reconoce un Estado, una lengua, una comunidad, un pueblo, una nación) las relaciones éticas (se reconoce un acto, una deuda, un error, un crimen), los umbrales jurídicos (se reconoce un derecho, un soberano, un sujeto) los acontecimientos metafísicos (se reconoce un dios, una verdad). ¿Qué es ese se del reconocimiento, eso indefinido que parece preexistir tanto a la relación como al sujeto definido que realiza tal reconocimiento y al objeto que lo recibe? ¿Qué misterio rodea el acto de reconocer?, ¿y por qué se plantea hoy más que nunca esta cuestión? ¿Cómo puede llegar a ejercerse una mínima necesidad de reconocimiento? ¿Qué movimiento secreto arrastra al arte y la literatura para dar una resonancia distinta a estas preguntas? En su recorrido por el movimiento infinito del reconocimiento este libro cruza las obras de Maurice Blanchot, Robert Antelme y Gilles Deleuze. Blanchot, porque explora nuestro deseo de reconocimiento siempre decepcionado, nunca alcanzado, que obra en toda literatura; Antelme, porque la experiencia de los campos le hizo un día no reconocible ante los ojos de sus más allegados y que convirtió en la materia del texto más celebre acerca del tema de «la especie humana»; Deleuze, finalmente, porque explora la vía gozosa, inaprehensible, de toda obra de reconocimiento en el pensamiento humano. Estos tres autores nunca, hasta hoy, habían estado asociados en un mismo texto crítico.